El nuevo hombre del 2022: Redefiniendo la masculinidad
Por: Diana Bello Aristizábal
“Todos los hombres son iguales” es una de esas frases de cajón que crecieron escuchando las generaciones del siglo XX e incluso del actual. Pero hoy, en pleno 2022 con una pandemia a cuestas que nos ha obligado a cuestionar nuestros valores como sociedad y tras el impacto de los movimientos feministas, ¿sigue estando vigente esta afirmación?
Esta es la pregunta que circula en el aire en un mundo que poco a poco ha ido cambiando y creando nuevas reglas en el ámbito laboral, romántico y en la crianza, lo cual ha traído grandes retos para el hombre actual que vale la pena repasar en el mes del padre.
Pero para poder hablar del rol que ocupa el hombre hoy es necesario analizar el de la mujer que ha sido un jugador clave en la construcción de la mentalidad y comportamiento de su par masculino.
“Durante la segunda ola del feminismo en la década de los 70 desaparecieron una cantidad importante de trabajos de fábrica y muchas más mujeres entraron al mercado laboral porque los salarios de los hombres no alcanzaban para sostener una familia. Esto creó una crisis en la masculinidad al cambiar el rol del hombre como único proveedor”, asegura Claire Oueslati-Porter, antropóloga de la Universidad de Miami.
Luego, hacia los 80, las mujeres comenzaron a tomar más fuerza al incursionar en todos los sectores productivos y con esto incorporarse dentro de la cultura americana el concepto de ‘mujer de carrera’.
“Conforme ellas llenaron los puestos de trabajo, empezaron también a cuestionar otros temas como si seguía siendo justo que se ocuparan de todas las labores domésticas”, añade Oueslati-Porter, quien también es antropóloga cultural con énfasis en temas de género.
En aquella época también comenzó a hacerse evidente la brecha salarial entre hombres y mujeres y el acoso sexual, del que poco se hablaba, pero que estaba muy presente en la sociedad y que se destapó con el más reciente movimiento de redes sociales #metoo bajo el cual muchas mujeres por primera vez hablaron abiertamente sobre los abusos que habían sufrido.
Todas estas circunstancias y otras más sirvieron de abono para dar paso al hombre del 2022 que trata de navegar entre el ideal masculino tradicional y uno nuevo que se está incorporando en las nuevas generaciones. Entonces, ¿qué significa ser hombre hoy?
La nueva masculinidad en un mundo polarizado
De acuerdo con Oueslati-Porter, desde los años 90 hasta la actualidad lo que ha sucedido es que las mujeres esperan mucho más de los hombres. Ante esto, muchos están felices de cumplir con las expectativas mientras otros lo ven como una amenaza al poder masculino. “Seguimos viviendo en una cultura de violación y durante la pandemia tuvimos el pico más alto de violencia doméstica masculina”, asegura.
Esta masculinidad tóxica que está sustentada sobre el estereotipo de que los hombres arreglan los problemas a través de la violencia y son incapaces de mostrarse vulnerables sigue latente en gran parte de la población aunque quizás el cambio más importante es que algunos se han dado cuenta que existe otro modelo a seguir.
“Ahora a los hombres se les permite ser más vulnerables, pedir ayuda y apoyarse en sus amigos, lo cual de acuerdo con la Asociación Americana de Sicología es vital para ellos porque necesitan contar con redes de apoyo. También hay investigaciones que dicen que los hombres con hijas están más dispuestos a cuestionar actitudes tóxicas y cambiarlas porque quieren algo mejor para ellas”, comenta la antropóloga.
Esto sucede, en gran parte, porque el significado de la masculinidad varía de época a época. “Es una construcción social y no algo definitivo o inamovible”, dice Jairo Ledezma, profesor asistente de sociología e historia de Miami-Dade College, quien afirma que los hombres están cambiando porque la sociedad está cambiando.
Y es que actualmente vivimos bajo una economía de servicio en la cual más que nunca se necesita de la comunicación y la conexión emocional para atraer a los consumidores, lo cual ha beneficiado a las mujeres que naturalmente tienen más habilidades comunicativas y suelen ser más emotivas.
A raíz de este cambio, de acuerdo con Ledezma, la mujer está adquiriendo más protagonismo en el ámbito laboral y académico mientras el hombre se está quedando atrás. “Ellos no se han adaptado completamente a la nueva manera de trabajar mientras ellas cada día se preparan más”, añade.
Por esta razón, en el plano académico la mujer está superando al hombre especialmente en las comunidades latinas y afroamericanas, pues está optando por más títulos de pregrado, maestrías, asociados y hasta doctorados.
Pero para Oueslati-Porter, las mujeres no están ocupando más puestos de trabajo que los hombres en la actualidad porque muchas aún no han regresado a la vida laboral desde el 2020 cuando la mayoría de los niños comenzaron la educación en línea.
“El crecimiento laboral que experimenta el país ha recaído principalmente en los hombres si miramos las estadísticas del Departamento de Trabajo. De hecho, es más probable que una mujer se pierda una promoción laboral a que lo haga un hombre porque la responsabilidad del cuidado de los niños todavía recae desproporcionadamente en ellas”, argumenta.
No obstante, muchos hombres, especialmente en la generación de los Millennials, quieren estar presentes en la crianza de sus hijos y están exigiendo que sean respetados sus derechos como padres, por lo cual actualmente se ven muchos más casos en las cortes en los que el hombre demanda a la mujer por la custodia de los hijos.
“El hombre moderno es el que entiende que la mujer tiene poder y se lo ha cedido, que quiere educar a sus hijos y no delegar esta labor a otros. Es aquel que protege a su familia con compasión y responsabilidad. Es también el que puede hablar de sexo con los hijos y no dice ‘pregúntele a su mamá’, el que lava y cocina y no es el único proveedor de la casa”, afirma Ledezma.
Son, entonces, los hombres catalogados como machistas los que según los expertos probablemente no hayan cambiado aunque se muestren de otra manera. “En una cultura donde hay más sensibilidad en torno al acoso laboral y sexual, muchos se han entrenado para encajar en el nuevo ideal colectivo y ser aceptados”, dice la antropóloga de la Universidad de Miami.
Sin embargo, añade que ha habido un progreso porque muchos ven el atractivo de seguir los ideales feministas basados en la igualdad y la inclusión. “Pueden ser más humanos y superar las etiquetas que los han acompañado siempre”, asegura.
En el terreno del romance, no obstante, las cosas son algo confusas porque si se siguen los parámetros de conquista de antaño se corre el riesgo de pasar por acosador en lugar de romántico como ocurría en otras épocas. “Ya los hombres no saben si pagar la cuenta y abrirle la puerta a la mujer es respetuoso o irrespetuoso”.
Pero, ¿qué dicen los hombres sobre la masculinidad? Hablamos con varios de ellos y esto fue lo que nos dijeron.
Entre el ‘deber ser’ y el ‘ser’
Para Ricardo López, un venezolano de 37 años quien es padre de 4 niños y vive en Miami, la figura paterna ha cambiado mucho. “Mi padre era mucho más distante y su papá aún más de lo que yo soy con mis hijos”, asegura.
En su opinión, el hombre no ha cambiado su mentalidad con respecto a la mayoría de temas pero sí busca trabajar más en equipo con la mujer y educar desde la libertad. “El hombre se ha visto en la obligación de moderarse para ser aceptado socialmente aunque por dentro siga teniendo la misma visión. Yo fui educado con muchos conceptos que no voy a cambiar pero tampoco pienso pasarlos a mis hijos”, dice.
Sin embargo, reconoce que muchos conocidos a su alrededor siguen pensando que tienen derechos inherentes sobre la mujer por el simple hecho de ser hombres, algo con lo cual coincide Michael Bodkin, un panameño americano de 41 años que no tiene hijos.
“Muchos hombres no se ajustan a las nuevas expectativas de las mujeres y siguen queriendo llegar a casa y ver un plato de comida caliente servido pero pienso que esto no debería ser una imposición social sino un acuerdo entre la pareja”, dice.
Este es el caso de Ricardo, quien tiene un sistema tradicional en casa en el cual el es el proveedor y su esposa, quien se ocupa de los niños. “Así fue mi crianza pero eso no significa que yo no pueda prepararle la comida a ella porque sé que la labor de ambos es igual de importante”.
Otros, por su parte, mantienen un sistema 50/50 en casa como es el caso de Luis Córdova, un peruano de 36 años, habitante de Miami y padre de una niña de 9 meses. “Entre la mamá y yo hacemos todo: Limpiar, pagar y criar. Los días que no trabajo suelo hacer un poco más porque la mujer se cansa de estar todo el tiempo con la bebé. A mi me gusta encargarme de mis hijos y no dejar eso a un tercero”, asegura.
Para Luis Martín Mesa, un español de 68 años con hijos y nietos, el modelo del hombre proveedor y la mujer mamá al 100% sigue estando presente. “Ha habido un avance significativo porque muchos hombres entienden que el trabajo del hogar es de dos y no una “ayuda” cuando es efectuado por él. Pero aún muchas siguen teniendo la misma carga tanto en casa como fuera de ella”.
Además, dice que en España todavía es más fácil que un hombre asuma un trabajo que le exija plena dedicación a que lo haga una mujer. “El hombre como que no comete un gran pecado si se va a trabajar y vuelve a las 9 de la noche, mientras la mujer hace eso y siente que está faltando en su casa”.
Ben Zion Ptashnik, por su parte, un israelí americano de 72 años, que se crió en la Nueva York de los años 50 y tuvo que luchar consigo mismo para superar ideas machistas, hoy cree que el hombre moderno tiene que estar más presente en la vida de sus hijos.
“Todo cambió cuando tuve hijas. Siempre les he inculcado que tengan una carrera y una fuente de ingresos, no que se limiten a criar y casarse”, comenta Ben, quien confiesa que pasó de ser un adolescente que veía a las mujeres como algo para “cazar” y que no eran iguales a él a respetar su rol en la sociedad.
Un rol que también ha cambiado en el aspecto romántico, aunque, en opinión de Michael, muchos hombres ven las citas como algo transaccional en el que dan para recibir algo a cambio.
Esta cultura de la seducción, Ben la califica como “algo repulsivo”. “El reto como padres es vigilar lo que los niños ven en su teléfono móvil porque dentro de la pornografía les enseñan que las mujeres son una especie de pájaros para cazar”.
Pero la opinión de todos es que más allá del género, hombres y mujeres adoptan una actitud machista o igualitaria en razón de otros factores como la religión, la raza, el ambiente y la afiliación política.
El reto de cara a las nuevas generaciones es entender que hombres y mujeres somos más parecidos de lo que nos han hecho creer y que podemos vivir sin discriminación ni estereotipos, como que el azul es de los hombres y el rosado de las mujeres, entendiendo que el machismo no solo le hace daño a la mujer sino también al hombre porque pone sobre él presiones que van en contra de las libertades individuales.
Por otro lado, esta época es una oportunidad para que el hombre redefina su rol dentro de la sociedad estando más en contacto con sus emociones sin pensar que por eso pierde su hombría. Al contrario, la vulnerabilidad podría volverse una herramienta común para lidiar con los problemas en lugar de la violencia.
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