Aumenta el desconcierto hacia la división en el concejo de Doral

 

Por: Diana Bello Aristizábal

 

Quienes hemos presenciado las reuniones del concejo de la Ciudad de Doral de los últimos ocho meses, hemos podido observar una preocupante y creciente división entre los miembros del concejo que alcanzó su punto de efervescencia más alto en las reuniones del 17 y 30 de septiembre. Este hecho tiene en total desconcierto a la comunidad, tal como se ha hecho evidente en la sección de comentarios públicos.

 

En la reunión del concejo del 17 de septiembre, sus miembros se reunieron para discutir y aprobar en segunda lectura el presupuesto de la ciudad para el año fiscal 2024-2025 luego de la primera lectura que se realizó el 3 de septiembre. Sin embargo, ese día los miembros del concejo, los empleados de la ciudad y los residentes se fueron a dormir sin un presupuesto aprobado.

 

En cambio, la reunión, que comenzó a las 6:46 pm y finalizó a las 8:15 pm, se convirtió en un juego de acusaciones y reclamos entre dos bandos. Dado que el vicealcalde, Oscar Puig-Corve, no estaba de cuerpo presente y no pasó la moción para permitir su participación de forma virtual, el concejo se encontró con dos votos a favor y dos en contra en cada una de las mociones que se intentaron pasar de ahí en adelante.

 

Después de varios argumentos por un lado y por el otro, como en un juego de ping-pong, los dos bandos no lograron ponerse de acuerdo en aspectos claves para la comunidad como la tasa del COLA, el porcentaje de incremento por mérito basado en la evaluación de desempeño individual para empleados generales, la apertura de nuevas posiciones laborales y en la asignación de fondos de algunos rubros, entre otros.

 

También hubo varios señalamientos que se salieron un poco del tema que los había citado. Los dos bandos se acusaron mutuamente de no tener sus prioridades en orden, de tomar decisiones por razones políticas y de irresponsabilidad.

 

Como resultado del sonoro desacuerdo, la sesión terminó con los ánimos caldeados, la frustración y el agotamiento de los presentes que invirtieron 1 hora y 30 minutos de su tiempo en vano pese a la urgencia que había por aprobar el presupuesto, tal como lo indicó el director financiero de la ciudad, Fernando Casamayor, durante la reunión. Ante las dos fechas únicas posibles para por fin aprobar el presupuesto, el 28 y 30 de septiembre, el concejo votó a favor del 30 de septiembre.

 

La gota que colmó el vaso

Pese a la fallida reunión del 17 de septiembre, las del 30 de septiembre no fueron menos frustrantes. Antes de la reunión en la que se aprobaría el presupuesto, se llevó a cabo una sesión especial en la que se discutieron los últimos acontecimientos sobre la planta de conversión de residuos y se evaluaría el rol y el salario del administrador de la ciudad, Rey Valdes.

 

Sin embargo, esta reunión sufrió un cambio abrupto cuando la concejala Maureen Porras, proponente de la revisión del salario del administrador, anunció que Rey Valdes había presentado una carta de renuncia, por lo cual el ítem a discutir sería retirado.

 

En su intervención al respecto, Valdes explicó al público de forma enfática y directa que la propuesta sobre la reducción de su salario no tenía nada que ver con su desempeño, sino más bien se trataba de una “retaliación por negarse a ser la marioneta de ciertos miembros del concejo que están presentes esta noche”.

 

En la carta de renuncia que se hizo pública, escribió que decidió abandonar su cargo luego de haberse sentido presionado por un miembro del concejo a terminar el contrato de trabajo de algunos empleados, entre otras razones. “Mi integridad y auto respeto permanecerán intactos mientras me niegue a ser el instrumento de esos esfuerzos”, dijo.

 

Durante la reunión, además, infirió que algo está pasando en la ciudad para que en un lapso de ocho meses, cuatro administradores hayan sido despedidos u obligados a renunciar. Desde esta redacción, en la que prima el interés por el bienestar común y no tomamos partido alguno en las querellas que están ocurriendo al interior del concejo, notamos que algo está pasando en la ciudad.

 

El tenso ambiente político quedó nuevamente en evidencia en la reunión que siguió, la del presupuesto, que lejos de ser corta y concisa como hubieran esperado y se merecían los residentes, contó con un receso de tres horas, otra vez por desacuerdos. La primera parte de la sesión inició a las 7:42 pm y acabó a las 8:21, mientras la segunda, comenzó a las 11:34 y terminó a las 11:37 pm.

 

Así, por primera vez en la historia de la ciudad, un presupuesto fue aprobado casi a la medianoche, con un COLA del 4% y hasta un 6,5% de aumento por mérito basado en la evaluación de desempeño individual para los empleados en general, el punto más disonante de todo el presupuesto.

 

Ante este caos entre los concejales y entendiendo que siempre van a existir diferencias en los seres humanos, nos preguntamos, ¿realmente se está poniendo al ciudadano en el centro de todas las decisiones?, ¿qué podemos esperar los residentes de un concejo que claramente no está caminando hacia el mismo lado? Y ¿cómo podrá seguir creciendo la ciudad si no hay consenso en la visión que se tiene de ella ni en las prioridades?

 

 

 

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