Acompañar a los más jóvenes en la era digital.
Una tarea apasionante y crítica
Por: Charo Sádaba, @csadaba
Decana Facultad de Comunicación
de la Universidad de Navarra (España)
Aunque cada vez hay una mayor conciencia sobre la necesidad de conocer para actuar, es cierto que todo lo que rodea la vida de los más pequeños en el entorno digital parece envuelto en una nube que combina misterio, incomprensión, asombro y preocupación a partes iguales.
Sin duda el papel de padres o educadores lleva a escrutar la realidad que les rodea buscando los posibles peligros que puede encerrar.
No obstante, esta actitud sería más completa si hiciéramos el esfuerzo positivo por entender qué encuentran los más pequeños en la tecnología y aceptáramos que, tal vez, tenemos sobre ella perspectivas diferentes.
Hace ya casi veinte años, que Marc Prensky acuñaba la expresión nativos digitales vs. inmigrantes digitales. Aunque no hay evidencias científicas que avalen la existencia de una generación digital, la idea de Prensky conserva el poder retórico de ayudarnos a entender una realidad.
Podemos referirnos a los nativos digitales para denominar a ese grupo de niños y jóvenes que han nacido y crecido en un entorno en el que la tecnología ha estado siempre presente: móviles, videoconsolas, ordenadores, han formado parte de su vida de modo constante.
Una de las consecuencias de esta convivencia es la familiaridad con la que estos nativos digitales se relacionan con la tecnología y el bajo nivel de cuestionamiento sobre su presencia constante.
Por el contrario, inmigrantes digitales denomina a aquellos que hemos nacido y crecido en un contexto con ninguna o poca presencia de la tecnología, que ha llegado a nuestras vidas en una fase más tardía, habitualmente por la vía laboral, y a la que hemos tenido de adaptarnos en casi todas las facetas.
Para este grupo, una de las principales consecuencias es que tenemos una referencia pre-tecnológica que nos permite considerar el impacto, positivo o negativo, que tiene en nuestras vidas. Y eso nos hace cuestionarnos su presencia o incluso, en ocasiones, desear que no hubiera sucedido.
El valor del aporte de Prensky está precisamente en ayudarnos a entender que vemos la tecnología desde una perspectiva diferente a la de los más jóvenes de la que tenemos que ser conscientes si queremos que nuestros mensajes educativos les lleguen.
Es difícil, por ejemplo, que un discurso educativo basado en nuestra nostalgia por unas relaciones interpersonales construidas sin WhatsApp o sin Instagram lo entiendan, ya que no tienen elementos personales para entender las razones de esa nostalgia.
Esto no quiere decir que la diferencia de puntos de vista impida que podamos o pretendamos enseñarles algo que consideramos valioso. Pero para eso es bueno entender además qué buscan y que encuentran en la tecnología.
Hay tres necesidades humanas que en la edad pre-adolescente y adolescente se viven de una manera particularmente intensa: la necesidad de socialización, la necesidad identitaria y la necesidad de entretenimiento. Y en los tres casos la tecnología proporciona herramientas útiles que permiten a los más jóvenes satisfacer estas necesidades de una manera rápida, constante y bajo demanda.
Solo si somos capaces de entender lo que la tecnología significa para ellos, podremos ayudarles a ver también los riesgos y los huecos en blanco que deja la tecnología en la satisfacción de esas necesidades.
En esta labor es importante reconocer tanto el papel esencial de la familia como que es una responsabilidad compartida con otros actores. Los centros educativos deben y pueden acompañar a las familias en la formación y Empantallados es una muy buena iniciativa de donde se pueden tomar ideas.
Las autoridades tienen que asegurar que se cumplen las leyes que pueden perjudicar a los más pequeños y asegurar que los centros educativos cuentan con los recursos tecnológicos y humanos precisos; la Unión Europea promueve el Safer Internet Day al que desde hace años se unen muchos países occidentales. Y las propias empresas tecnológicas tienen que actuar con responsabilidad y ser particularmente cuidadosas con los mensajes que lanzan.
Este trabajo en equipo debería buscar que los más pequeños crezcan convirtiéndose en usuarios críticos de la tecnología, que son capaces de identificar y aprovechar sus oportunidades y minimizar el impacto negativo de los riesgos.
Shelton Academy Foundation en su esfuerzo por difundir información valiosa y apoyar a la comunidad del Doral, contó con la presencia de esta increíble profesional en un evento abierto al público el pasado miércoles 20 de Noviembre. Futuras presentaciones se llevaran a cabo durante el año escolar y Doral Family Journal les llevara esta información de primera mano.