Cómo Sobrevivir al Síndrome del Nido Vacío
Por: María Alejandra Pulgar
El trabajo de los padres nunca termina, sin embargo, cuando el último de los hijos se va de casa a emprender su propio camino en la vida, el espacio que dejan en la vida de sus padres provoca muchas veces lo que se ha denominado “Síndrome del Nido Vacío”.
Hay emociones fuertes involucradas en esta etapa de la vida, como tristeza, soledad y ansiedad en ciertos casos, y en otros, una sensación de alivio, orgullo, logro y satisfacción. El primer conjunto de emociones y los comportamientos que provocan en los padres forman parte de lo que se ha denominado Síndrome del Nido Vacío, o SNV, aunque no haya sido incluido como condición médica en el Manual de Trastornos Mentales.
El SNV es muy común y, según un estudio del Journal of Psychiatry, afecta alrededor del 10 al 20 % de los padres, con una incidencia mayor en las madres que en los padres, especialmente quienes han estado “estrechamente involucrados en el proceso de crianza y la vida de los niños”.
Las manifestaciones del síndrome incluyen tristeza, aislamiento y preocupación por el bienestar del niño; una sensación de pérdida de identidad y propósito; y dificultad para adaptarse al cambio de estilo de vida. Además, si los padres también están pasando por cambios de vida (menopausia/andropausia, jubilación, reducción de viviendas, separaciones, etc.), puede convertirse en una situación abrumadora y duradera, que escala a condiciones emocionales más complejas como la depresión o la ansiedad clínica.
Los padres que se sienten seguros de haber preparado a sus hijos con las herramientas necesarias para desempeñarse con éxito en su vida adulta son menos propensos a presentar síntomas que persistan durante mucho tiempo, pueden superar el apego natural de la paternidad y realmente sienten gozo al ver a sus hijos conducir su propia vida fuera del “nido”.
¿El Síndrome es real?
Los sentimientos temporales de tristeza cuando los hijos se mudan son una parte natural de la vida. La duración media se ha estimado en dos o tres meses. Sin embargo, si persisten y se profundizan hasta el punto de afectar la vida de los padres, los expertos afirman que es probable que la persona tenga una condición emocional subyacente preexistente que deba evaluarse.
Hasta mediados del siglo XX, las familias solían vivir cerca o incluso juntas en hogares multigeneracionales. A medida que la sociedad y los valores evolucionaron, las familias se hicieron más pequeñas y los hijos comenzaron a abandonar sus hogares para continuar con sus estudios o buscar su propio sustento. Es entonces cuando el SNV comienza a ser considerado como una etapa dentro de la vida familiar, especialmente para las madres.
Un estudio de 1977 realizado por la Asociación Estadounidense de Psicología popularizó el concepto de SNV sugiriendo que “en su mayoría las madres, tienden a caer en la desesperación existencial una vez que ya no tienen hijos que cuidar”. Por otro lado, un estudio de 2016 en Canadá determinó que “la ocurrencia de un nido vacío en la vida familiar contemporánea puede no ser permanente” ya que los “hijos boomerang” regresan a casa, disipando así “el mito del síndrome del nido vacío como una experiencia predominantemente negativa para los padres (especialmente las madres)”.
Preparados para salir triunfantes
El primer paso para garantizar una transición sin problemas a una familia sin hijos es prepararlos para valerse por sí mismos. Asignarles tareas del hogar, enseñarles a cocinar, limpiar, lavar la ropa y hacer un presupuesto, además de su preparación académica, les da a los padres la tranquilidad de saber que sus hijos podrán cuidarse solos cuando salgan de casa.
También los padres necesitan tomarse el tiempo para explorar actividades que llenen el tiempo que pasaban cuidando a sus hijos. Cuidar de sí mismos, de su salud física y mental, y en el caso de las parejas, de la salud de su relación; comunicarse con amigos o familiares, unirse a otros padres en la misma etapa e incluso buscar apoyo de salud mental durante ese período si es necesario son pasos importantes que pueden ayudar a mejorar las posibilidades de salir triunfantes de la transición.
Hijos boomerang: prepárense para el retorno
Ser adulto no siempre es fácil y, a veces, los hijos de entre 18 y 34 años (según un informe de Pew Research) necesitan volver “al nido”, justo cuando sus padres se estaban acostumbrando a su nueva normalidad. Los hijos que regresan nuevamente a casa en busca de apoyo se llaman “hijos boomerang”.
Esos nuevos acuerdos temporales de convivencia vienen con un conjunto completo de implicaciones, ya que los hijos se han acostumbrado a vivir en sus propios términos y es posible que no estén tan dispuestos como antes a seguir las reglas del hogar de sus padres. Es un período de readaptación que hay que afrontar, con amor y comunicación constante, que hará que la convivencia con hijos adultos sea una experiencia satisfactoria para todos.
Es probable que si regresaron sea en primer lugar porque encuentran en casa un espacio seguro y ellos mismos están pasando por una transición. Apoyarlos en sus decisiones, escuchar sus dudas y preocupaciones, establecer reglas claras de convivencia juntos y darles un sentido de autoestima les permitirá recuperarse y retomar su independencia pronto.
El período del nido vacío implica una transición y ajuste para todos en la familia y representa un momento único de crecimiento y descubrimiento, para que los padres exploren sus propios intereses, las parejas se reconecten y los hijos apliquen todas las habilidades que aprendieron mientras crecían. Cuando los padres “creen en los productos” que han creado y los ven triunfar, esa sensación de logro los ayuda a aprovechar al máximo esta nueva etapa de sus vidas.
Excelente!! Estoy segura que este contenido es muy importante y va a servir de referencia para quienes están ya en la etapa del sindrome de nido vacio y para quienes están criando a sus hijos
Super interesante , gracias por este artículo actualmente me siento muy identificada con este tema ya q mis hijos estan emprendiendo sus vidas.
La situación para es cargada de miles de emociones sobretodo la de querer todavia estar pendiente que no se les olvide algo o como hacer cosas.
Pienso que este tipo de reacciones son también basasas en la cultura latina quizás ya que muchos padres americanos me miran como que si estoy loca al comentar mis angustias.
Gracias muy interesante y me da alivio que no estoy sola en este proceso.
Excelente!!?????