El ambiente familiar impacta la salud del corazón a futuro

Por: Diana Bello Aristizábal

 

Febrero es el Mes Americano del Corazón, ese momento del año en que es preciso recordar que las enfermedades cardiacas siguen siendo la principal causa de muerte en Estados Unidos. Este año, sin embargo, hay una nueva variable: Según un estudio existe un vínculo entre el ambiente familiar en la infancia y la salud cardiovascular en la edad adulta.

A esta conclusión llegaron investigadores estadounidenses tras evaluar y encuestar a 2.074 individuos desde su infancia hasta la adultez en un lapso de 20 años. Entre los hallazgos más importantes del estudio, publicado el pasado 23 de enero del 2024 en la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, está que los adultos con antecedentes de relaciones abusivas en la infancia estaban en mayor riesgo de tener una peor salud cardiaca.

En contraste, los niños que contaron con relaciones positivas obtuvieron puntuaciones un 25% más altas en su salud cardiaca más adelante. Así mismo, los resultados mostraron que aquellos que crecieron en un entorno familiar de riesgo ligeramente mayor en comparación con los demás tuvieron menos posibilidades de alcanzar una puntuación óptima de salud cardíaca.

Pese a que el estudio tuvo en cuenta otras variables como dieta, ejercicio, consumo de cigarrillo, colesterol, presión arterial y peso, al igual que factores tales como ingresos del hogar y uso de sustancias, entre otros, según los nuevos hallazgos en la muestra seleccionada se podría deducir que crecer en un ambiente nocivo sí influye en la salud cardiaca.

Con esto los investigadores les han dado otro motivo a padres y cuidadores para que sean más responsables en la crianza y atiendan su salud mental ya que a todas luces es menos probable que un adulto emocionalmente sano maltrate a un menor. Esta tarea se hace urgente si tenemos en cuenta que un 59 por ciento de los adultos estadounidenses afirma haber vivido al menos una experiencia negativa en la niñez, según una encuesta de la Asociación Americana del Corazón.

 

Una mirada más amplia

Para Yadira Martinez-Fernandez, pediatra cardióloga del Nicklaus Children’s Hospital, es difícil determinar si el hecho de que un niño sea abusado lo hace más vulnerable a desarrollar un problema cardiovascular más adelante, entre otras cosas porque en ese tema entran en juego otras variables y desde su práctica no evalúa la conexión entre las dos cosas.

Yadira Martinez-Fernandez, MD

Sin embargo, ciertas circunstancias que con frecuencia se dan en hogares disfuncionales o donde hay maltrato, aunque no necesariamente, sumado a algunos factores de riesgo pueden afectar la salud cardiaca en el presente o en el futuro.

“Las enfermedades cardiacas se clasifican en adquiridas o congénitas siendo éstas últimas las que generan un mayor impacto en la etapa adulta. Si tomamos como ejemplo una mamá que sin saberlo tiene un bebé con un problema congénito y además lleva malos hábitos de vida, está en una mala situación económica y no tiene acceso a la salud, como pasa con tantos inmigrantes, es probable que no lleve a su hijo al médico por miedo al sistema y ese niño podría morir”, explica.

Desde ese punto de vista, la inestabilidad en el hogar repercute negativamente en la salud física más aun cuando se sabe que muchos padres por diversas razones, pero especialmente porque tienen que trabajar todo el día, dejan solos a sus hijos, descuidando su dieta y no llevándolos al médico. Por eso, muchos niños terminan con obesidad que es el principal factor de riesgo al ser la antesala de enfermedades como la hipertensión o la diabetes tipo 2.

Además, el estrés crónico, la ansiedad y la depresión, que en ocasiones surgen como resultado de vivir en un ambiente familiar tóxico, afectan el corazón. “Cualquier problema de salud mental que se derive de una experiencia de vida negativa constituye un factor de riesgo para los problemas cardiovasculares. La depresión, por ejemplo, está asociada con niveles inflamatorios elevados que podrían conducir a una hipertensión”, dice la experta.

 

Disciplinar sí, abusar no.

Erika Monroy

Considerando las secuelas sicológicas y el posterior impacto en el corazón que puede dejar el maltrato, es importante que los padres sigan pautas sanas de crianza y trabajen en ellos mismos. “Huevos, leche y terapia, así deberían ser las prioridades en una casa”, afirma Erika Monroy, sicóloga clínica y educativa especialista en inteligencia emocional.

Cuando estamos a cargo de niños no aprender técnicas para manejar el estrés o superar traumas puede hacer que terminemos asumiendo conductas violentas hacia ellos, lo cual deja una huella emocional y física. “Si durante muchos años y muchas veces al día hay una sensación de estrés, se produce adrenalina y cortisol. Este último es veneno para la sangre y, ¿quién bombea la sangre?, pues el corazón. Por eso hay tantos ataques cardiacos”, dice.

Sin embargo, no se trata de criticar a los padres sino de comprender como sociedad que debemos mejorar el apoyo que les brindamos para que aprendan a lidiar con sentimientos como la tristeza o la ira.

Entre tanto y para no depender de un sistema que aún debe deconstruir muchos aspectos en la atención a la salud mental, hay que empezar por dormir y alimentarse bien, hacer ejercicio, meditar y limitar el uso de la tecnología para estar más en el presente. “Cuando esto se vuelve una práctica, se toman mejores decisiones para disciplinar desde la educación y no desde el castigo”, concluye Monroy.

 

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