Jóvenes: ¿Culpables o inocentes?
Por: Diana Bello Aristizábal
Florida es uno de los principales estados del país con más casos de coronavirus, mientras el condado de Miami-Dade es considerado para muchos el epicentro de la pandemia a nivel mundial. Ante este panorama, la opinión pública ha responsabilizado de esta situación principalmente a los jóvenes de entre 20 y 30 años.
“Los jóvenes ahora son los enemigos de la humanidad”, “¿qué clase de valores les estamos inculcando a nuestros hijos?”, “son unos irresponsables que contagian a los mayores y a los niños”, son algunos de los miles de comentarios que se leen en las redes sociales sobre la percepción que se tiene de esta población.
Aquellos que se inclinan por esta postura lo hacen con el argumento de que son los jóvenes quienes más socializan y realizan actividades fuera de su hogar sin seguir recomendaciones como el uso de la mascarilla, el lavado de manos frecuente o mantener una distancia social.
Los cuestionamientos también vienen de algunos líderes políticos como el Gobernador de la Florida, Ron DeSantis, que señaló a esta población como la responsable del dramático aumento de casos por su tendencia a socializar.
A ellos se les tacha de ser “propagadores silenciosos de la enfermedad” al no presentar síntomas en la mayoría de los casos pero si tener la habilidad de infectar a otros, especialmente a aquellos que tienen una enfermedad de base o sobrepasan los 65 años de edad.
Pero, ¿son realmente ellos los culpables de la situación que estamos viviendo en el Sur de la Florida? Doral Family Journal le cedió la palabra a los jóvenes para conocer su percepción al respecto.
Una responsabilidad compartida
Para Zuriel González, de 25 años y quien trabaja en una oficina de resonancia magnética, es injusto afirmar que el aumento de casos se debe en su totalidad al comportamiento de los jóvenes.
“Yo no diría que es nuestra culpa, aunque si es cierto que muchos no toman las precauciones necesarias para no enfermarse o enfermar a otros, quizás porque piensan que son inmunes a la enfermedad o no consideran que sea algo serio”, comenta.
En su opinión, los números que estamos viendo se deben en parte a la reapertura de la economía. “Los negocios abrieron muy pronto y algunos establecimientos no han velado por el cumplimiento de las recomendaciones de salud. Esto le da razones a muchas personas para salir e incumplir las normas”, añade.
Además, no encuentra lógica alguna en la reapertura de ciertos negocios como los gimnasios que dice pueden ser lugares muy sucios en los que generalmente los miembros no hacen una limpieza responsable de las máquinas.
Una opinión similar tiene Anthony Montecelo, de 25 años de edad y quien actualmente se encuentra en una licencia temporal debido al coronavirus. “No creo que los gimnasios sean lugares esenciales como para que los hubieran abierto”, comenta.
Al igual que Zuriel, considera que con la reapertura se dispararon los casos y por eso no cree que toda la culpa sea de los jóvenes. “Sé que es una encrucijada porque si la gente no abre los negocios las personas no tienen cómo generar ingresos, sin embargo, para efectos de detener la propagación del virus había que esperar un poco”, opina.
Las percepciones de los dos jóvenes coinciden con el punto de vista del Dr. Gabriel Ruiz, cirujano de trauma y médico de cuidado crítico del Jackson Health System, para quien hubiera sido ideal mantener todos los negocios cerrados durante unas dos o cuatro semanas más con el fin de evitar llegar a la situación actual.
“Desde que se relajaron las restricciones, vimos un aumento de casos positivos que provenían, en su mayoría, de personas entre los 20 y los 35 años, es decir, aquellos que están más dispuestos a salir”, afirma.
Para el profesional, el problema de que los jóvenes se enfermen es que normalmente no presentan síntomas graves, lo cual ha permitido que la enfermedad se disemine sin que el personal médico sea capaz de detectarla y así poder llegar a personas más vulnerables como los mayores de 65 años.
“Yo no diría que los jóvenes fueron los culpables de que haya habido un aumento de casos porque hay muchas variables. Sin embargo, la cantidad de gente joven que se enfermó al principio de la pandemia sirvió para que esta enfermedad buscara la ruta a personas que son más vulnerables y esta es la razón por la cual estamos en este punto”, comenta.
Añade que durante febrero y marzo se perdió la oportunidad de aplanar la curva por el hecho de que residentes y visitantes, especialmente jóvenes, salieron sin protección y sin respetar el distanciamiento social. También explica que algunas celebraciones fueron decisivas en el curso de la pandemia a nivel local como Memorial Day cuando incluso vinieron personas de otros estados.
A la luz de todo esto, el Dr. Ruiz considera que se trata más de una falla institucional. “Es una responsabilidad institucional mantener a la gente informada porque es muy difícil controlar una pandemia sin hablar de una política clara de estar en la casa, cerrar los negocios o las playas, somos seres sociales y más los jóvenes”, dice.
En esa misma línea, algunos argumentan que la responsabilidad es compartida con personas de otras edades que también han visto socializando sin cumplir las normas. “Yo he visto más personas de mediana edad que jóvenes no usando la mascarilla ni haciendo distanciamiento social”, afirma Zuriel.
La percepción de Joyce Artigas, de 25 años y quien trabaja en una MSO, es que generalmente quienes no siguen las normas son aquellos que están empezando la universidad, entre los 18 y 20 años, mientras que quienes están terminando la universidad suelen tomarse el virus con más seriedad.
Sin embargo, piensa que a veces la gente que está en su rango de edad es culpado por todas las fallas del sistema sin razón. “Me molesta que por el comportamiento de unos pocos, toda una generación sea juzgada. Me gustaría que los jóvenes que siguen viendo esto como una farsa piensen en las personas que pueden enfermar de su familia y cómo nos hacen quedar mal a todos”, afirma.
Anthony, por su parte, asegura no molestarle el hecho de que a todos los jóvenes los tilden de irresponsables porque piensa que este mensaje puede generar un cambio en quienes en efecto no se están comportando de la manera adecuada.
“Yo me he cuidado y salgo poco, pero sé que muchas personas no y si las medidas fueran más estrictas, la gente captaría la seriedad de la situación porque a veces las personas solo entienden cuando se ven afectadas personalmente”, añade.
Un virus “politizado” y una juventud desaplicada
Para Crystal Cáceres, de 25 años y quien trabaja como analista de conducta de niños, el uso de las mascarillas se ha politizado. “Los jóvenes toman decisiones basándose en lo que hacen los políticos. Muchos decidieron no usar las mascarillas cuando Trump no lo hacía y luego empezar a usarlas cuando cambió de opinión. Como profesional, recomiendo siempre hacer las cosas basándose en la ciencia”, dice.
Con una postura un poco más inclinada a responsabilizar a los jóvenes de lo que está pasando, Crystal considera que la gente en el condado es muy desobediente como para adherirse a las normas.
“La mala reputación que tenemos hoy empezó con el comportamiento visto en las protestas y a juzgar por las redes sociales y por mi propio entorno, muchos jóvenes no están siendo responsables. Tengo familiares de mi edad que no se están tomando la pandemia en serio. ¿Si no tenemos salud cómo vamos a disfrutar de la economía?”, concluye.
Una opinión similar tiene Jacob Morera, de 20 años, quien trabaja con Parks & Recreations del condado en el área de mantenimiento. “Yo pienso que los jóvenes están jugando un papel muy importante en el incremento de casos porque lo veo en mi trabajo. Muchas personas están acudiendo a los parques sin tomar distancia ni usar la mascarilla y aunque sé que es difícil permanecer en casa durante el verano, a veces hay que sacrificarse por el bien de todos”, dice.
Jacob asegura que ahora es más importante protegerse que salir a divertirse y aunque entiende que cada uno tiene su opinión, le resulta incomprensible que la gente se sorprenda de que la curva esté subiendo pero siga socializando sin adoptar medidas de seguridad.
Así las cosas, se puede deducir que algunos jóvenes sienten que no se están tomando en cuenta diversos factores a la hora de juzgar su responsabilidad en la pandemia, mientras otros hablan de responsabilidades compartidas y unos pocos sienten que se necesita más educación y voluntad de cambio por parte de su generación.