Women and Creativity.
By Laura Tobi.
What happens to the quirky ideas, inspirations and insights we had as children or young teens? Where do they hide when we become adults? Where do they go? Work, family and responsibilities are elevated while creativity is downgraded and filed in the furthest regions of our grey matter. We conform to the rules imposed by society. With good intentions of order and effectiveness, society classifies us and puts us into our pigeon hole. If we do not conform and keep thinking out of the box, it gets messy. We accept the rules, we are responsible adults. We seem to forget those day long imaginative play times of endless energy. We neglect to find each morning an activity that will stimulate us, make us happy.
What makes us so readily accept this situation? Why do we relegate ourselves day after day, sacrificing to routine those things that enrich us, that make us feel invincible? Humans are naturally curious and innovative. It is up to each of us to keep up these qualities. The time is now, not later, not when we retire, when we have more time, more money, when our kids go to high school or move to collage.
Many of my female students (yes, this problem is more serious for women) come to me desperately wanting to escape the box that they have build around themselves. Most of them arrive wearing there adult mask, indispensable to face the adult world. We wear many different masks, many identities we must present in the greater world. Unfortunately we loose ourselves in those identities, we loose the real person we were as girls, creative, full of ideas and with the urge to explore.
Creative play is for adults, in all it´s unlimited manifestations, just as important as it is for children. When we are able to reclaim creativity we recognize in us a new vital purpose, we recover inspiration and the sense of wonder and liberty. How can we do this? In the first place we must recognize what in our environment blocks our creative energy. In second place we must give our selves the permission, the time and patience to revel in our creative energy field.
For women, especially, this is an enormous challenge. Although increasingly women have more power to write the rules of their destiny, they are still trapped between the classic stereotype of their gender and the adventures brought forth by the new definition of womanhood. Our work consumes most of our energy, and whatever is left we give to our family. When I start working with new students, the hardest thing to do is have them focus more on playing creatively than on the final product, take pleasure more on creating than on comparing their work to others, revel more in inventiveness than in the utilitarian or decorative purpose of their work of art. When women break with the stereotype they discover a universe full of new possibilities and feel the power derived from creating without social boundaries. They dive into a real adventure with no pre-established rules. This space of freedom helps them reconnect with their true selves. The ensuing happiness contributes to self-perceptions of well-being with a therapeutic effect. Creativity is enriched with the experience, synthesis, reflection and wisdom of age. It then permeates to all the other areas of life, turning women into better mothers, friends, workers and partners.
Las mujeres y la creatividad
Por Laura Tobi.
¿Qué pasa con aquellas ideas divertidas, esas inspiraciones instantáneas, esos momentos de descubrimiento que teníamos de chicas, de adolescentes jóvenes? ¿Dónde se esconden cuando nos convertimos en adultas? ¿Dónde se van?
El trabajo, la familia, las responsabilidades se elevan de categoría mientras que la creatividad se relega, se archiva en las regiones mas remotas de nuestra materia gris. Parecemos conformarnos con la regla que la sociedad nos impone. Con las mejores intenciones de orden y funcionamiento, la sociedad nos clasifica y coloca en nuestro nicho. Si no nos conformamos y seguimos pensando fuera de las estructuras, las cosas se complican. Somos adultas responsables que acatamos las reglas. Nos olvidamos de aquellas largas horas de juego imaginativo que nos daban energías sin fin. Dejamos de lado la posibilidad de buscar cada mañana una actividad que nos estimule, nos de alegría.
¿Qué es lo que hace que acatemos esta situación sin cuestionarla? ¿Qué hace que nos posterguemos día a día, sacrificando a la rutina aquello que nos enriquece, que nos hace sentir invencibles? La especie humana es naturalmente curiosa e innovadora. Está en cada una de nosotras mantener estas cualidades. El momento es ahora, no mas adelante, cuando nos jubilemos, cuando tengamos mas tiempo, mas dinero, cuando los hijos estén en el secundario o la universidad.
Muchos alumnas (si, el problema es mas critico entre mujeres) llegan a mi desesperadas por romper las paredes de la caja que han construido a su alrededor. La mayoría de ellas llegan con su mascara de adultas, indispensable para funcionar en el mundo. En cierta manera tenemos muchas mascaras, identidades que empleamos para enfrentarnos al mundo. Lamentablemente terminamos perdiéndonos en esas identidades, perdiendo quien realmente somos, esa persona que éramos de niñas, creativas, con ideas y ansias de exploración.
El juego creativo, en cualquiera de sus formas, es tan importante para los adultos como lo es para los niños. Una vez que podemos retomar esa creatividad reconocemos un nuevo sentido vital, vuelve la inspiración, la capacidad de asombro y la libertad.
Como podemos hacerlo? Primero reconociendo aquellas cosas que en nuestro entorno son las que bloquean nuestra creatividad. Segundo, dándonos el permiso, el tiempo y la paciencia para disfrutar del espacio en donde podemos ser creativas, nuestro campo de acción.
Para las mujeres, especialmente, este es un gran desafío. Aunque cada vez mas escribimos las reglas de nuestro destino, estamos aun atrapadas entre los estereotipos clásicos del genero y las aventuras de la nueva definición del ser mujer. El trabajo se lleva mucha de nuestra energía, y terminamos cediendo a la familia el resto que nos queda.
Cuando recibo alumnas nuevas lo mas difícil es que se concentren más en jugar que en la obra final, más en el crear que en la comparación de su trabajo con el de los demás, más en el placer de inventar que en el fin utilitario o decorativo de su obra. Cuando logran romper con este estereotipo, las mujeres descubren un universo nuevo de posibilidades y sienten el poder que da crear sin barreras sociales. Se adentran en una aventura real, que no tiene reglas preestablecidas. Este espacio de libertad permite reconectarse con su identidad.
La alegría resultante contribuye al bienestar personal, de una manera terapéutica. La creatividad se enriquece con la experiencia, la capacidad de síntesis, la reflexión y la sabiduría que traen la edad. Esta experiencia se extiende a las demás áreas de nuestra vida y nos hace mejores madres, amigas, trabajadoras, compañeras.