Mujeres de Hoy: Rompiendo con los prejuicios
Por: Diana Bello Aristizábal
Hoy, más que nunca, el poder de la mujeres no tiene límites, pues ellas participan en política, conducen taxis, se enlistan en el ejército, ocupan los más altos cargos ejecutivos, lideran proyectos de la NASA y arrasan en competencias deportivas, todo lo que alguna vez se pensó no podrían hacer. Pese a esto, ese poder se sigue viendo nublado por la mentalidad colectiva en la que persisten prejuicios y barreras sociales.
Y es que aunque suene increíble, en pleno 2022 aún prevalecen creencias de antaño que ubican a la mujer en un rol restringido, especialmente en el ámbito laboral, lo cual, de una u otra manera, impide que avance al ritmo del hombre aún cuando ya se haya recorrido un camino importante. Lo sorprendente de esto es que no se trata de una postura exclusiva de los hombres sino extendida también por algunas mujeres.
Puntualmente, las creencias relacionadas con las actividades productivas son las que más daño generan en la sociedad, pues el mundo necesita de las cualidades de las mujeres en la política, la cultura, la economía y los deportes, entre otros escenarios, pero estas parecen tener que probar su valía una y otra vez.
Así lo han evidenciado estudios en los cuales se han documentado los prejuicios que giran alrededor de ellas. Uno de ellos fue difundido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en marzo del 2020. De acuerdo con éste, denominado ‘Índice de normas sociales de género’, el 90% de las personas tienen prejuicios contra las mujeres, es decir, juicios o valoraciones de carácter negativo.
Este índice, que mide cómo las creencias sociales obstruyen la equidad de género en áreas como la política, el trabajo y la educación, recogió información de 75 países cubriendo el 80% de la población mundial y llegó a la conclusión de que no existe ningún país en el mundo con total equidad de género.
Entre los hallazgos registrados está que globalmente cerca del 50% de los hombres piensan que tienen más derecho a un trabajo que las mujeres, lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta que en este mismo estudio casi un tercio de los encuestados considera aceptable que los hombres golpeen a sus parejas.
En cuanto a la prevalencia de prejuicios según la zona geográfica, se encontró que Zimbabwe tenía la cantidad más alta de prejuicios en el mundo. En este país, solo un 0.27 % de las personas afirmaron no tener ningún tipo de prejuicio de género.
Además, el 96% expresó tener prejuicios con respecto a la integridad física de las mujeres, un hecho que refleja el apoyo a la violencia contra las mujeres y la oposición a los derechos reproductivos. Esta misma mentalidad es compartida por Filipinas donde el 91 por ciento de las personas tienen puntos de vista perjudiciales para la integridad física de la mujer.
En el lado completamente opuesto a Zimbabwe se encuentra Andorra donde el 72% de la población aseguró no tener prejuicios, lo que lo convierte en un país favorable para el crecimiento personal y profesional de las mujeres.
Con respecto a áreas específicas de la vida productiva, según este estudio, alrededor de la mitad de los hombres y mujeres del mundo sienten que los hombres son mejores líderes políticos.
Uno de los países que está en sintonía con esta postura es China donde el 55% de las personas aseguran que los hombres están mejor capacitados para ser líderes políticos.
En esta misma línea, en Estados Unidos el 39% piensa que los hombres son mejores líderes políticos. Sin embargo, en Nueva Zelanda, un país que actualmente tiene una líder femenina, solo el 27% comparte esa opinión.
Cabe anotar que lo peligroso de los prejuicios es que impactan la realidad que viven las mujeres. Por ejemplo, solo el 24% de los asientos parlamentarios a nivel mundial son ocupados por mujeres y el número de jefes femeninas en el gobierno es más bajo hoy que hace cinco años, pues solamente 10 ocupan dichas posiciones en 193 países en comparación con las 15 que había en el 2014.
Además, también hay disparidades en el mercado laboral, puesto que las mujeres actualmente siguen recibiendo salarios inferiores a los de los hombres y tienen menos probabilidades de ocupar puestos altos.
Según este estudio, globalmente el 40% de las personas piensan que los hombres son mejores ejecutivos de negocios y que tienen más derecho a acceder a un trabajo cuando éstos escasean.
Sobre esto, Pedro Conceição, líder de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, dijo de acuerdo con la página web de la organización que “se ha recorrido un camino importante en las décadas recientes con el fin de asegurar que las mujeres tengan el mismo espacio que los hombres para satisfacer las necesidades básicas de la vida”.
Sin embargo, también reconoció que las brechas de género son muy grandes aún en muchas áreas, particularmente aquellas que desafían las relaciones de poder y tienen mayor influencia en la equidad de género.
Pero el estudio de las Naciones Unidas no es el único que refleja los prejuicios existentes contra la mujer en la sociedad. Otro elaborado en conjunto por la Universidad de Nueva York, la Universidad de Denver y Harvard, que fue publicado en el Journal of Experimental Social Psychology, llegó a conclusiones desfavorables con respecto a la percepción que se tiene sobre la capacidad intelectual de la mujer.
Según este estudio del 2020, los hombres son más propensos que las mujeres a ser vistos como “brillantes. “Los estereotipos que retratan la inteligencia como una característica masculina pueden llegar a frenar a las mujeres en una amplia gama de prestigiosas carreras”, dijo Daniel Storage, autor jefe de esta investigación y profesor asistente de la Universidad de Denver, a Science Daily.
¿Cuál es el camino a seguir?
Sin duda alguna está claro que a pesar del trabajo arduo que han hecho las mujeres para derribar prejuicios y tener un espacio ilimitado en la sociedad, aún enfrentan barreras, muchas veces invisibles, que les impiden alcanzar la igualdad de género.
Esto se ha hecho evidente con las campañas de redes sociales que se han impuesto en los últimos años tales como #MeToo o #NiUnaMenos, las cuales han reflejado que el mundo necesita con urgencia replantear el rol de la mujer si es que se quiere ver un progreso y alcanzar la verdadera igualdad de género en un futuro cercano.
Por esta razón, desde el PNUD se alienta a los gobernantes y a las instituciones a crear nuevas políticas con el fin de cambiar las creencias y prácticas discriminatorias contra las mujeres. Así mismo, la entidad invita a la población a fomentar la educación sobre este tema así como incrementar la consciencia social y modificar incentivos.
Por ejemplo, propone utilizar los impuestos para incentivar la distribución equitativa de las responsabilidades del cuidado de los niños o animar a las mujeres y a las niñas a entrar en sectores tradicionalmente dominados por hombres como las fuerzas armadas y la tecnología de la información.
Así mismo, es perentorio dar una mirada a los problemas que han surgido para ellas con la llegada de la pandemia como el agotamiento excesivo por tener que trabajar y cuidar a los hijos en el mismo espacio.
De acuerdo con un artículo de Emily Kestel, editora de Fearlessbr.com, en el que narra las conclusiones a las que se llegó durante una discusión virtual sobre las perspectivas para las mujeres sostenida por cuatro líderes femeninas, en el 2022 se puede apoyar a la mujer y contribuir con su éxito creando políticas de trabajo flexible que le permita tener autonomía sobre la forma en que el trabajo es ejecutado.
Esto es importante, según explica Kestel, porque el reporte del 2021 ‘Mujeres en el Lugar de Trabajo’ de Lean In y McKinsey encontró que las mujeres están más agotadas ahora de lo que estaban hace un año y la brecha en agotamiento entre mujeres y hombres se ha casi doblado.
Por esta razón, darle control a la mujer sobre cómo y dónde se hace el trabajo es la mejor estrategia para combatir la epidemia de extremo cansancio que se está viendo a nivel mundial.
De la misma forma, ayudaría proporcionar un ambiente de trabajo inclusivo en el que ellas se sientan útiles y necesarias y donde puedan acceder a beneficios que les harían la vida más fácil teniendo en cuenta que la mayoría de mujeres ejercen diferentes roles en sus vidas simultáneamente y se les exige que sean buenas en cada uno de ellos.
Por eso, en el mes de la mujer más allá de elogiarla por sus muchos atributos y aporte a la sociedad, la invitación es a seguir trabajando en la construcción de mejores y más apropiados ideales para ella que estén en sintonía con sus anhelos, aspiraciones y capacidades sin apegos a creencias del pasado o a posturas patriarcales.