¿Nuestra memoria ha empeorado? Mitos y realidades sobre los problemas de memoria
Por: Diana Bello Aristizábal
¿Somos más olvidadizos hoy que antes? Es la pregunta que muchos se hacen por estos días cuando parece que olvidar dónde dejamos las llaves, el cumpleaños de los amigos o hacer esa llamada pendiente es lo habitual para la mayor parte de la población. Pero, la cuestión sobre la que debemos indagar es si realmente nuestra memoria ha empeorado o se trata de una percepción subjetiva y, más importante aún, si el síntoma es patológico o no.
Algunos estudios indican que efectivamente hay una tendencia actual a percibirnos con problemas cognitivos, entre los cuales se encuentra la falta de atención, la incapacidad para retener recuerdos o para pensar con claridad, como, por ejemplo, uno del Census Bureau realizado a finales del año pasado y según el cual actualmente hay más estadounidenses que reportan tener dificultades cognitivas serias que en cualquier otro momento en los últimos 15 años.
Sin embargo, es preciso considerar que en tiempos de redes sociales, el multitasking, que es hacer varias cosas al mismo tiempo, y las aplicaciones móviles que nos dicen, por ejemplo, a dónde dirigirnos sin tener que aprender a ubicarnos, estamos más distraídos que nunca y no tenemos tantas oportunidades como antes para fortalecer nuestra memoria.
¿Qué es normal y qué no lo es?
La creciente tendencia a olvidar cosas hay que analizarla con lupa para evitar caer en imprecisiones. En este orden de ideas, lo primero es diferenciar entre un desgaste de la memoria normal o asociado a alguna condición y la demencia entre la que se encuentra la enfermedad de Alzheimer.
“Cuando alguien se queja de que su memoria no funciona tan bien como antes, muchas veces se refiere a que algo de su cognición está fallando como, por ejemplo, su habilidad para prestar atención, procesar datos o hacer varias cosas a la vez”, explica Elizabeth A. Crocco, M.D., psiquiatra geriátrica y profesora clínica de psiquiatría del Miller School of Medicine de la Universidad de Miami (UM)
La doctora Crocco asegura que aunque quien sufre de esos síntomas los describa como ‘un problema de memoria’ a menudo se trata de una molestia que no necesariamente obedece a un desorden o patología.
“Existen muchos factores que podrían ocasionar estas dificultades siendo uno de ellos el envejecimiento. A medida que avanzamos en la vida, dejamos de ser tan hábiles como cuando éramos jóvenes y eso es típicamente normal”.
Por otro lado, algunas enfermedades psiquiátricas como la depresión, la ansiedad o el trastorno por déficit de atención conllevan a veces dificultades en la memoria o en otros aspectos de la cognición al igual que trabajar en exceso o ejercer de forma activa varios roles a la vez.
Lo mismo puede ocurrir en quienes sufren de la tiroides, deficiencias hormonales o de vitaminas o de otras enfermedades metabólicas, tal como apunta Pamela Youssef, neuróloga de HCA, Florida Kendall Hospital y directora asociada de programa del Design Neuroscience Center.
En contraste con lo anterior, cuando se habla de un desorden en la memoria se hace referencia a tener Alzheimer o estar en riesgo de desarrollar esta enfermedad u otras que están dentro del espectro de la demencia, término que alude a un trastorno neurocognitivo importante que limita la capacidad para vivir de forma funcional.
Según la doctora Youssef, para discernir si hay una dificultad con la memoria normal o asociada a otra enfermedad o si se trata de un síntoma vinculado a la demencia se deben reunir varias condiciones: que el paciente muestre un deterioro severo de la memoria a una edad avanzada y que no pueda llevar a cabo tareas cotidianas.
Para la doctora Crocco, quien es también directora médica del Centro de Neurociencia Cognitiva y Envejecimiento y de la Clínica de Trastornos de la Memoria de la UM, las fallas en la memoria dejan de ser normales cuando ocurren con demasiada frecuencia, los allegados dicen ver un cambio significativo, el paciente no sabe dónde está en entornos conocidos, no puede recordar el año o el día de la semana y empieza a cometer errores en labores antes dominadas. “Esto ya no hace parte del envejecimiento normal”.
Pero, entonces, ¿somos más olvidadizos hoy? Para la doctora Crocco, no lo somos y en la mayoría de los casos es un asunto de percepción subjetivo. “No podemos afirmar que tenemos un problema de memoria hasta no ser evaluados pero ante la más leve sospecha debemos acudir al especialista pronto”.
Por su parte, la doctora Youssef considera que lo que sí es cierto es que hoy muchos más jóvenes se quejan de ‘brain fog’ o lagunas mentales que se traducen en olvidar cosas en el corto plazo. “Las lagunas mentales incluyen no poder pensar con claridad, tener periodos de atención muy cortos o la inhabilidad para procesar datos”, comenta.
En cuanto a la demencia, la neuróloga asegura que sí se están viendo más pacientes diagnosticados a una edad temprana aunque esto puede deberse a que los avances en medicina permiten realizar mejores diagnósticos que en otros tiempos, lo cual no significa que la enfermedad esté aumentando.
No obstante, exista o no una patología, se trate de una molestia subjetiva o no y haya o no un componente hereditario (en algunos tipos de demencia este factor cobra más relevancia), es vital adoptar un estilo de vida saludable hoy que permita fortalecer la memoria y reducir el riesgo de padecer algún tipo de demencia.
La práctica número uno es ejercitarse seguida de monitorear factores de riesgo, adoptar una dieta de estilo mediterráneo, hacerse chequeos auditivos, interactuar socialmente, retar la mente con actividades como aprender un idioma nuevo, limitar el consumo de alcohol, controlar el estrés, tener una buena higiene del sueño y asistir periódicamente a controles médicos.