Piden debatir tema migratorio de los derechos humanos de los niños.
(EFE).- El 67% de los niños afectados por redadas de inmigración tiene menos de 10 años y después de esas operaciones policiales se sienten abandonados, experimentan baja autoestima y conductas agresivas, advierte una experta que pide debatir el tema a la luz de los derechos humanos de los menores.
“La inocencia de los niños requiere que se debata el tema de la inmigración desde el punto de vista de los derechos humanos. Pero estamos tan inmersos en la complejidad y la controversia de este tema que quienes pagan el precio más alto son los más vulnerables, es decir, los niños”, dijo a Efe la teóloga Elizabeth Conde-Frazier.
Conde-Frazier, conocida por sus escritos sobre espiritualidad, temas sociales y multiculturalismo, analizó el tema por medio de entrevistas con padres inmigrantes separados de sus hijos, sea porque los niños se quedaron en sus países de origen o porque los padres debieron regresar a esos países (por voluntad propia o no) y los niños quedaron en EEUU al cuidado de otras personas.
Esas entrevistas fueron recogidas en “Escuchando a los niños. Conversaciones con familias inmigrantes”, un libro bilingüe en el que la experta explora el proceso migratorio desde sus dos direcciones: el llegar a este país y adaptarse a la nueva vida y el verse forzado a dejar el país, incluyendo parte de la familia.
En su libro, Conde-Frazier estima que el 67% de los niños afectados por redadas tienen menos de 10 años, y un 33% menos de 6. Después de la redada, esos niños se sentirán abandonados y con mucho temor “especialmente si fueron testigos de la detención de sus padres”.
El niño luego experimentará baja autoestima, falta de concentración, dificultades para dormir, conductas agresivas, desconfianza continua, inquietud, llanto, pesadillas y pérdida de la fe.
“Y la mayoría de estos niños son ciudadanos de Estados Unidos pues nacieron en este país”, puntualizó Conde-Frazier, decana del Colegio Esperanza, dependiente de la Universidad Eastern, en Pennsilvania, para quien la reforma migratoria resultará “difícil” debido a que “muchos estadounidenses ven la inmigración como un tema en blanco y negro”.
Sin embargo, dijo, “como sucede con todos los temas de gran significado humano, la realidad es mucho más complicada”.
Citando estadísticas del Urban Institute, Conde-Frazier estimó que en Estados Unidos viven 16,5 millones de niños de padres inmigrantes. Entre esos niños, 1,8 millones poseen lo que ella describió como “documentación alternativa”.
En muchos casos, los padres llegan solos y luego, meses o años después, llegan los hijos. La reunificación familiar resulta siempre complicada debido a que pocas veces las familias planifican cómo mantener una buena relación y comunicación durante la etapa de la separación.
Además, los niños no siempre entienden por qué los padres se tienen que ir y en otros casos simplemente no se les explica y se mantiene el viaje de los padres a Estados Unidos en secreto.
Pero sea como fuere la situación familiar o las razones que motivaron la salida del país natal, “por medio de su carácter, sus valores y su conducta en la vida diaria, y por medio de las contribuciones que hacen y que quieren hacer, los inmigrantes que llegan a Estados Unidos demuestran que quieren una situación migratoria adecuada”.
La respuesta a ese deseo de regularizar esa situación debe basarse en “las necesidades humanas y los derechos humanos”. Y el punto de partida de ese análisis deberían ser los niños.
“La humanidad de una sociedad se mide por la calidad de vida de sus niños. La habilidad para proveer un contexto auténticamente humano para el desarrollo saludable de los niños dice mucho sobre los valores de una cultura”, dijo Conde-Frazier.
“Mi esperanza es que sigamos hablando del tema de inmigración con la meta de lograr una reforma migratoria que restaure la dignidad de las personas y que resuelva simultáneamente este complejo problema”, concluyó.