Regreso a clases: Cuidado con las enfermedades virales

 

 

Por: Diana Bello Aristizábal

 

Ya comienza un nuevo año escolar y si bien no hay que asumirlo con paranoia con respecto a los virus que circulan en el ambiente, si conviene saber cuáles podrían estar presentes tras el receso de fin de año y tomar algunas precauciones en casa para evitar los contagios masivos en las aulas.

Vigilar la salud de los niños al principio del año es muy importante debido a que durante el verano las familias se movilizaron a diferentes partes del mundo, lo cual aumenta el riesgo de que aparezcan y se esparzan enfermedades respiratorias.

De acuerdo con la Dra. Dadilia Garcés, médico epidemiólogo del Miami-Dade College, para esta nueva temporada son cuatro las que podrían circular en el ambiente: La gripa o resfriado común, el virus sincitial, el COVID-19 y la influenza.

Se debe tener cuidado de no confundir estas enfermedades con los cuadros alérgicos que presentan muchos niños cuando entran en contacto con elementos del ambiente como, por ejemplo, el polen.

Estas alergias, pese a que se manifiestan con síntomas similares a los del resfriado como congestión nasal, estornudos y ojos llorosos, se diferencian de los virus respiratorios en que no van acompañadas de fiebre y suelen mejorar en un 80 por ciento cuando el sujeto se aleja del lugar que contiene el alérgeno.

Habiendo aclarado esto, es preciso decir que los cuatro virus mencionados también tienen similitudes. Por esta razón, para que haya un diagnóstico y tratamiento oportunos hay que conocer cuáles son sus diferencias.

La gripa o resfriado común es la de más fácil manejo porque suele durar solo algunos días y manifestarse principalmente con síntomas como malestar general, congestión nasal y, en ocasiones, fiebre que generalmente no es alta.

Entre tanto, el virus sincitial, que afecta a niños menores de cuatro años y con mayor fuerza a aquellos que empiezan la guardería, generalmente a los dos años, se caracteriza por ser bastante agudo al punto de que muchos requieren hospitalización cuando hay una obstrucción nasal muy severa y compromiso respiratorio de los pulmones.

“Generalmente éste empieza como un resfriado común con síntomas como congestión nasal, tos y fiebre alta que no mejoran y el niño empieza a notarse muy decaído, en cuyo caso es necesario acudir de inmediato al médico”, explica la Dra. Garcés.

El COVID-19, por otro lado, sigue siendo una amenaza para los niños. Frente a éste, los padres no deben bajar la guardia porque, de acuerdo con la Dra. Garcés, la variante Ómicron y sus subvariantes han tenido un gran impacto en ellos y se han visto más casos de pacientes sintomáticos, que en ocasiones terminan hospitalizados, a diferencia de otras variantes que muchas veces actuaban de manera silenciosa.

Es especialmente importante tener cuidado con los menores que tienen una enfermedad crónica como, por ejemplo, diabetes ya que en ellos el COVID-19 puede ser más agresivo. “En estos casos, si hay síntomas de fiebre o malestar es conveniente recibir tratamiento lo más pronto posible”, dice.

Por último, está el virus de la influenza que se propaga durante todo el año aunque el periodo de mayor actividad transcurre entre diciembre y febrero, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Los niños que lo padecen tienden a decaerse rápidamente, perder el apetito y presentar fiebre alta que no mejora con los medicamentos comunes. Por eso, junto con el COVID-19, este virus es de los más riesgosos de la lista y en algunos casos puede atacar de manera severa.

 

Recomendaciones y señales de alarma

Dado que tanto la influenza como el COVID-19 pueden comprometer más la salud de los pequeños, la primera recomendación es acudir al pediatra cuando se presenten síntomas para descartar a través de pruebas que el paciente no tenga ninguno de estos dos virus.

Hay que poner especial atención a los menores de dos años, a los niños asmáticos o que tengan enfermedades respiratorias o de los pulmones y a quienes sean inmunosuprimidos pues están más propensos a tener complicaciones de salud.

Para prevenir complicaciones tanto en ellos como en la población infantil general, la Dra. Garcés aconseja mantener el esquema de vacunación al día, incluyendo las vacunas contra la influenza y las dos dosis contra el COVID-19 que ya están disponibles para niños mayores de seis meses.

Otra forma de prevenir la propagación de enfermedades respiratorias es fomentar el lavado frecuente de manos, enseñarles a los niños a no meterse objetos a la boca, evitar que estén en contacto con familiares enfermos y no enviarlos a la escuela o a las actividades extracurriculares si presentan síntomas gripales.

“Si hay congestión nasal, tos, decaimiento o fiebre es mejor estar en casa 1 o 2 días para evitar el periodo de incubación y que haya brotes en las escuelas”, dice la Dra.

Sobre el manejo en casa de síntomas, es primordial no recurrir a remedios caseros, seguir las instrucciones al pie de la letra de los medicamentos de venta libre, tener siempre un termómetro a la mano para medir y controlar la fiebre y llevarlos inmediatamente al médico ante cualquier señal de alarma.

De acuerdo con la Dra. Garcés, se debe consultar si el niño presenta fiebre alta que no mejora con los medicamentos o si ésta persiste por más de 48 horas, si empieza a tener trastornos de conciencia, es decir, a no responder o verse somnoliento, si se escuchan sibilancias en el pecho o se ven signos de hipoxia.

 

 

 

 

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