Sophia Lacayo: No somos ingenuos Mister President.
Por Sophia Lacayo
Camino a la oficina me detengo. Abastecer el auto de combustible, es por estos días al menos, un dolor de cabeza, con precios promedio que rondan los $4.50 por galón. En las gasolineras no se habla de otra cosa: – ¿Hasta donde vamos a llegar? – me dice un señor en Hialeah. Y es que la fórmula actual salarios bajos-precios altos no cuadra la matemática que ayude al bolsillo del contribuyente. Sin embargo, en ocasiones, puede resultar, como dice el refranero popular, peor el remedio que la enfermedad. El accionar “desleal” del presidente Biden de negociar con el gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro, bajo el pretexto de buscar importaciones de petróleo u otras cuestiones, fue un cubo de agua fría para muchos de los residentes en mi distrito y representa, de por sí, un acto contra la democracia y la lucha por las libertades en el hemisferio.
En mi distrito 12 somos multiculturales, con una fuerte presencia latina. Quienes vivieron, huyeron, escaparon y sufrieron la opresión de regímenes totalitarios, están convencidos de una sola cosa: NO SE NEGOCIA CON UNA DICTADURA.
Es un hecho, numerosos políticos de carrera, cuando andan detrás de los votos, tienden a decir cualquier cosa, para asegurar papeletas en las urnas y luego de saborear el poder, se olvidan, prácticamente de las promesas que enarbolaron, o se apartan de la línea de su discurso original.
El 6 de octubre de 2020, Joe Biden siendo aspirante demócrata a la presidencia de EEUU, en un acto de campaña en el sur de Florida, catalogó a Maduro como un dictador. El mes pasado extendió el decreto que califica a la dictadura chavista como una amenaza para la seguridad nacional. Dice reconocer a Juan Guaidó como presidente interino, pero a la vez lo ignora y se sienta a negociar con el tirano. La Casa Blanca reconoce que envió una delegación de Alto Nivel y sin embargo trata de minimizar el hecho después cuando el tiro “le salió por la culata”.
¿Cuáles son las intenciones reales de la Casa Blanca? Aún se desconocen en su esencia, pero tenemos el preámbulo de la era Obama cuando Biden era vicepresidente y se reunieron durante 18 meses en secreto con el castrismo antes del deshielo y dejar un legado de complacencia y tratos desiguales.
Pudiera ser que los demócratas se sientan presionados con las elecciones de medio término y el impacto que pudiera tener el elevado precio del combustible en las urnas. Es comprensible, no obstante, la desesperación no debiera conducir a ir en un camino opuesto a la esencia misma de este gran país y pisotear el respeto por los derechos humanos fundamentales. Y al parecer, esta tendencia de estrechar la mano de quien no odia es un hecho, pues también existen conversaciones con Irán y Arabia Saudita.
La izquierda radical que penetra en el corazón de la democracia es una imagen desgarradora.
La justificación de la administración actual carece igualmente de sustento. Venezuela no tiene la capacidad de impactar en el precio de la gasolina o el barril. Lejos están de las producciones opulentas tras la destrucción de la industria como resultado de décadas de desgobierno chavista. De tres millones de barriles por día a un promedio de 600.000, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
Lo que producen lo tienen comprometido a China, Cuba y a la propia Rusia.
El congresista Mario Diaz Balart dijo en un comunicado: “Prohibir el petróleo ruso y reemplazarlo con el petróleo sangriento del régimen venezolano es irresponsable y completamente peligroso para la seguridad nacional. Si la Administración Biden acepta debilitar las sanciones contra la dictadura asesina y antiamericana de Nicolás Maduro, estaría vendiendo descaradamente y traicionando al pueblo venezolano y la causa de la libertad”
De eso se trata, abastecer el auto con combustible, hoy en día, suele ser un dolor de cabeza. Es cierto. Pero, la mayoría de los residentes de mi distrito, prefieren, estoy segura, pagar 50 centavos más por galón a ser espectadores de una farsa que condenaría al pueblo venezolano a extender el letargo de la barbarie comunista.
Vamos a recordar que Maduro está bajo acusación del Departamento de Justicia de EEUU por cargos de drogas, terrorismo y por crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional de La Haya.
Luego, Biden, dio un paso atrás: “Nuestra posición, la posición de EEUU con respecto a Venezuela, no ha cambiado”, expresó Katie Tobin su asistente especial y aseguró que “Fuimos allí con la misión específica de traer de regreso a los presos estadounidenses”. Sin embargo, hace una semana habían dicho que trataron temas relacionados a la “seguridad energética”.
Esos estadounidenses presos son personas que eran y son rehenes injustificados del chavismo. Maduro liberó a dos. ¿A cambio de qué? No somos ingenuos Mister President.
Artículo de opinión pagado por ‘Mujer Empodérate’
”Sweetwater Commissioner Pleads Guilty to Perjury Charge, Resigns Seat
Sophia Lacayo was elected to the commission in May 2019”
” Controversia en Sweetwater, acusan a candidata a comisionada de mentir sobre el lugar en el que vive
El 28 de marzo, la candidata Sophia Lacayo señaló bajo juramento su domicilio de residencia. Sin embargo, sus contrincantes aseguran que mintió al respecto, por lo que llevaron el caso hasta el Departamento de Cumplimiento de la Ley. Uno de los vecinos de la vivienda dijo a Noticias 23 que la candidata no reside en el lugar, mientras que sus supuestos familiares no quisieron dar declaraciones.”