¡Por un futuro con menos residuos! Una meta alcanzable de la que todos hacemos parte!
Por: Diana Bello Aristizábal
Vivimos en una sociedad de consumo en la que prima la comodidad. Esto hace que olvidemos el impacto de nuestras acciones en las problemáticas colectivas. Un ejemplo de esto es la cantidad de basura que arrojamos en Miami-Dade, un problema creado entre todos que quedó en evidencia con la polémica alrededor de Covanta, planta de conversión de residuos en energía.
La discusión aún no concluida sobre dónde reubicar esta planta de Doral, que ahora está cerrada luego de un incendio ocurrido en febrero del 2023, ha planteado una cuestión: Estamos generando demasiada basura. Tan solo en el 2021 producimos aproximadamente 4.6 millones de toneladas según un reporte del Departamento de Manejo de Residuos Sólidos de Miami-Dade County.
El problema del exceso de residuos surgió una y otra vez en la última reunión de comisionados del condado, el pasado 19 de septiembre, en la que quedó claro que tendríamos un problema menos serio con Covanta si tan solo hubiera más responsabilidad sobre el manejo de los residuos a nivel gubernamental, empresarial e individual.
La responsabilidad de los tomadores de decisiones
Al hablar de gestión de residuos no se puede desconocer el rol que desempeñan los gobiernos en la medida en que a través de sus leyes hacen que la tarea de disminuir la cantidad de basura que producimos sea más o menos fácil.
En Miami-Dade y las diferentes municipalidades que lo componen, uno de los obstáculos a sortear es que en Florida existe una ley que impide a los gobiernos locales prohibir los artículos de plástico de un solo uso como las bolsas, que se sabe influyen significativamente en la generación desmedida de basura, so pena de ser demandados.
Sin embargo, esto no significa que no haya alternativas para enfrentar el asunto. Lo que significa es que necesitamos difundir conocimiento sobre buenas prácticas que nos motiven a todos, desde quien está en el poder hasta el productor y consumidor, a reducir la producción de desechos entendiendo que esto nos beneficia como colectivo.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), el reciclaje, uno de los métodos más eficaces para disminuir la acumulación de basura, aunque no el único, ahorra energía, disminuye la emisión de gases de efecto invernadero, protege y expande los empleos del sector manufacturero y ayuda a sostener el medio ambiente para generaciones futuras, entre otros beneficios.
“Aunque esta es una responsabilidad compartida, son los formuladores de políticas quienes deben instruirse sobre otras maneras de procesar los residuos que no sea a través de la descarga en vertederos o la incineración. Ellos tienen la responsabilidad de crear programas, educar a la gente y proveer oportunidades para que una persona del común pueda, por ejemplo, reciclar”, asegura Dominique Burkhardt, abogada senior de Earthjustice oficina de la Florida.
Una de ellas es la estrategia de cero residuos que la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, se ha propuesto como meta a alcanzar. Se trata de un plan maestro integral que busca cambiar las responsabilidades del productor, las prácticas de consumo, las regulaciones y los mercados de reciclaje, así como utilizar otros mecanismos para hacer que la sociedad gaste menos.
“Un enfoque de cero residuos no implica que de la noche a la mañana van a desaparecer los desechos. Es más bien un camino para reducir lo que se envía a los vertederos y para generar otras rutas de gestión de residuos que sean mejor para el medio ambiente y la salud humana”, explica Burkhardt.
Pero de acuerdo con la abogada, para que esta estrategia sea efectiva es importante que haya una comprensión sobre qué materiales está enviando la gente a la basura y en qué cantidad para así poder saber, por ejemplo, cómo planificar su reciclaje o conversión en abono según sea el caso. Por eso, urge realizar estudios más profundos al respecto que permitan validar o desestimar esta estrategia.
Hay que tener claro, no obstante, que mover este asunto no depende solo de la oficina de la alcaldesa sino de los comisionados del condado que votan al respecto y de los constituyentes que deben educarse sobre la magnitud de arrojar residuos, así como acercarse a oficiales electos, asistir a reuniones de comisionados y comunitarias y, en general, participar activamente en las decisiones.
Contactamos a la oficina de la alcaldesa para recibir comentarios sobre las iniciativas del condado, pero al cierre de esta edición no habíamos obtenido respuesta alguna
Iniciativa local e individual
Así como la alcaldía del condado está trabajando en reducir la cantidad de residuos que producimos, la Ciudad de Doral también. Desde la alcaldía se buscará crear incentivos que motiven a la gente a hacer su parte.
“Actualmente estoy trabajando en un programa de reciclaje para Doral. Cuando era concejal quise eliminar el uso de las bolsas plásticas y los pitillos en los establecimientos, pero dado que la ley estatal no me lo permite, el enfoque ahora es definir un marco de acción que no viole la ley pero que haga a Doral parte de la solución”, explica la alcaldesa de la ciudad de Doral, Christi Fraga.
Aunque aún no hay claridad sobre cuándo se pondría en marcha este programa, el propósito será enseñarles a los residentes a reciclar. “Será una campaña educativa para cambiar la mentalidad sobre el manejo de residuos. No tenemos los recursos para tener nuestra propia planta de reciclaje, pero si empezamos a entrenar a la comunidad y a hacerla responsable de su consumo, entonces iremos por buen camino”.
“Es una realidad que no sabemos reciclar adecuadamente ni nos han enseñado a hacerlo”, dice la alcaldesa agregando que sin importar en qué ubicación termine la planta de Covanta, debemos ser mejores en el arte de reducir nuestros desechos.
“Es tan sencillo como dejar de utilizar botellas, bolsas de plástico y pitillos y optar por toallas de tela en lugar de papel. No es necesario cambiar completamente de estilo de vida, pero hay que empezar por algo”.
Otras prácticas son comprar alimentos al por mayor y guardarlos en recipientes reutilizables, hacer compostaje, no comprar verduras empacadas en plástico, planificar las comidas para evitar desperdicios y apoyar a agricultores locales y marcas sostenibles. De lo que se trata es de ser responsables en cada decisión de consumo bajo la óptica que seremos solo nosotros los que sufriremos las consecuencias si no hay un cambio real y sostenido.