Mistakes are allowed!

mistakes

 

 

Para leer En Español

By Laura Tobi, Director at The Art Shack.

 

Most of the school aged children that come into my classes show insecurity when faced with new materials and art expression. Most of them need to be assured there is not one right way to do things, and that in the process of experimentation mistakes are allowed and even encouraged.  Mistakes are not a sign of failure but rather a chance to learn.

 

Each time a child learns form a mistake the product of that learning is engrained ever so deeply in their brains. Facing a mistake challenges the child to do things differently, to try new approaches. It stimulates creativity. Facing the mistake head on. Staying in task to solve it, teaches perseverance. As adults we all know this, and value it, but what happens in relation to our educational system? When tested our children are penalized for making mistakes, points are taken off. The system of testing allows only for one right answer, the standard one. We do not say: “OH! You got 5 right out of 10! Good for you! Now lets face the challenge: discover the possible answers for the other 5, let’s do it!” The evaluation system in place does not allow for this, nor does it allow for real exploration and discovery.

 

As an educator I continuously challenge this testing system and propose alternatives, but as a parent I know the system will probably not change before my child leaves high school. So what can parents do to show their children that mistakes should be valued as a tool for learning?

 

Let your children face real problems. Do not solve situations for them, rather pose questions and help them identify the obstacles to be overcome. In every day life the pressure of time has us parents running around solving our children’s “problems”. There never seems to be time to stop and pause, to let the kids figure it out. In doing so we are depriving our children from a valuable tool for learning: a problem to be solved.

 

Listen to what your children have to say. Ask about the problem they are facing, what their plan is to solve it. Let them try their strategy. Once the problem has been solved, or not, ask about the experience, what they have learnt and what they would do differently in the future.  You will be surprised to hear what they have to say when we do not put adult words in their mouths, when they use their own voice.

 

Allow your children to fail. As adults we know we do not always have the right answer. So why should we expect this from our children? The educational system asks them never to be wrong. So as parents we need to let them go through the process of doing something and getting it wrong.

 

About two year ago my daughter chose a science project I knew would fail. “I’ve got it all figured out, Mom” had been her reply when I offered help. I took a step back. When her experiment process failed, I did not intervene. Her teacher surprised us both by accepting the project as valid and recognizing the failing process as one that happens over and over again in the real science world.

 

The point is, we might not be able to change the educational system in our child’s school life span, but we have the chance to make a difference in their lives by choosing to value their direct experiences, their voice and their failures.

 

———– En Español ————-

 

¡Los errores están permitidos!

 

 

Por Laura Tobi,  Director de The Art Shack.

 

La mayoría de los niños en edad escolar que entran en mis clases se muestran inseguros frente a nuevos materiales y a expresarse atráves del arte. Debo asegurarles que no hay una sola manera de hacer las cosas y que en el proceso de experimentación se permiten errores. Los errores no son un signo de fracaso, sino más bien una oportunidad de aprender.

 

Cada vez que un niño aprende de un error, el aprendizaje queda profundamente arraigado en su cerebro. Un error desafía al niño a hacer las cosas de otra manera y probar nuevos enfoques. Estimula la creatividad. Permanecer en la tarea de resolverlo, enseña la perseverancia. Como adultos, todos lo sabemos y lo valoramos, pero que sucede con nuestro sistema educativo? En los exámenes nuestros hijos son sancionados por cometer errores, y les quitan puntos. Este sistema sólo permite una respuesta correcta, la estándar. No decimos: “¡Muy bien, tienes 5 de 10!  Ahora vamos a afrontar el reto: descubre las posibles respuestas de los otros 5!   El sistema de evaluación vigente no permite esto ni permite la exploración y el descubrimiento. 

 

Como educadora, continuamente desafio a este sistema basado solo en exámenes y propongo alternativas. Como madre sé que el sistema probablemente no cambie antes de que mi hija deje la escuela secundaria. Entonces, ¿Qué pueden hacer los padres para mostrar a sus hijos que los errores deben ser valorados como una herramienta para el aprendizaje?

 

Deje que sus hijos se enfrenten a problemas reales. No resuelva las situaciones por ellos, haga preguntas y ayude a identificar los obstáculos que hay que superar. En la vida diaria la presión del tiempo nos tiene a los padres corriendo para solucionar los problemas de nuestros hijos. Nunca parece ser el momento de hacer una pausa, para que los niños traten de resolverlo por si solos. Al hacer esto estamos privando a nuestros hijos de una valiosa herramienta para el aprendizaje: un problema que hay que resolver.

 

Escuche lo que sus hijos tienen que decir. Pregunte sobre el problema que están enfrentando, ¿Cuál es su plan para resolverlo? Y poner a prueba su estrategia. Una vez que el problema ha sido resuelto o no, pregunte acerca de la experiencia, lo que han aprendido y lo que harían de manera diferente en el futuro. Usted se sorprenderá al escuchar lo que tienen que decir cuando los adultos no hablamos por ellos, cuando utilizan su propia voz.

 

Permita que sus hijos fallen. Como adultos sabemos que no siempre tenemos la respuesta correcta. Así que ¿por qué deberíamos esperar esto de nuestros hijos? El sistema educativo les pide no equivocarse nunca. Así que como padres tenemos que dejarlos experimentar el proceso de hacer algo y hacerlo mal.

 

Hace alrededor dos años mi hija eligió un proyecto de ciencias que yo sabía sería un fracaso. “Ya lo tengo todo planeado, mamá” fue su respuesta cuando le ofrecí ayuda. Di un paso hacia atrás. Cuando fracasó su proceso de experimentación, no intervine. Su maestra nos sorprendió al aceptar el proyecto como válido, reconociendo el fracaso como algo que ocurre una y otra vez en el mundo de la ciencias.

 

El punto es que si no tenemos capacidad para cambiar el sistema educativo en la vida escolar de nuestros hijos, si tenemos la oportunidad de hacer una diferencia en sus vidas valorando sus experiencias directas, su voz y sus fracasos.

 

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