¿Cómo Arreglar un Corazón Roto?
Febrero es el Mes Nacional de la Salud Cardíaca
Por Maria Alejandra Pulgar
En febrero los corazones abundan, no solamente por el Dia de San Valentín. Desde 1964, febrero es reconocido como el Mes Nacional de la Salud Cardíaca, para crear conciencia y promover medidas preventivas para combatir las enfermedades cardiovasculares. El presidente Lyndon B. Johnson instituyó la campaña, para alentar a la población a ser proactiva en la protección de su salud cardíaca.
Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), 1 de cada 2 adultos en los Estados Unidos tiene algún tipo de enfermedad cardíaca o está en riesgo de padecerla. Son cifras alarmantes, ya que las enfermedades cardíacas siguen siendo la principal causa de muerte en el país, alrededor de 941.652 muertes en 2022, según informó la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA). Además, 805.000 personas sufren un ataque cardíaco cada año, el 75% de ellos por primera vez. Son demasiados corazones rotos en un país. ¿Qué podemos hacer?
El estilo de vida moderno es el culpable de estas cifras. Los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardíacas son: la presión arterial alta, el colesterol alto, el tabaquismo, la obesidad, la diabetes, el estrés elevado y un estilo de vida sedentario. Realizar cambios saludables puede ayudar a prevenir el desarrollo o evitar que empeore una afección cardíaca.
Aparte de los defectos cardíacos congénitos que pueden ocurrir en los niños, las afecciones cardíacas pueden aparecer a partir de los veinte años debido al estilo de vida. Por lo tanto, la AHA recomienda comenzar a controlar la salud cardíaca en la adolescencia hasta la edad adulta durante un chequeo médico anual. Medir la presión arterial, el perfil lipídico y un electrocardiograma (ECG) proporcionan una base para medir la salud cardíaca y detectar de forma temprana si una persona necesita modificar la dieta, aumentar la actividad física, evitar fumar o mejorar el manejo del estrés para mantener el motor del cuerpo funcionando en buenas condiciones para bombear sangre adecuadamente.
¿Pueden las emociones afectar la salud cardíaca?
Existe una correlación entre el malestar emocional y el desarrollo y la progresión de las enfermedades cardíacas. Un estudio realizado en Japón en 1991 describe la miocardiopatía de Takotsubo, denominada “síndrome del corazón roto”, una afección real similar a los síntomas de un ataque cardíaco y que se “desencadena por un estrés emocional o físico grave, como la pérdida de un ser querido, una discusión importante o una enfermedad repentina”.
Otro estudio de Harvard de 2023 mostró que “la depresión, la ansiedad y el estrés crónico aceleran la aparición de factores de riesgo cardiovascular, como una mayor acumulación de placa en las arterias” en personas con mayor riesgo genético. En otro estudio de 2017, descubrieron que “la mayor actividad en la amígdala (el centro del miedo del cerebro) está relacionada con una mayor actividad de la médula ósea, inflamación en las arterias y un mayor riesgo de ataque cardíaco u otros eventos cardiovasculares”.
Además de los factores genéticos, uno de esos estudios también descubrió que el estrés acumulativo contribuía a conductas poco saludables como fumar, que afectan la salud del corazón. Se sabe que el estrés desencadena la liberación de adrenalina y cortisol que aumentan la presión arterial; también puede provocar inflamación en las arterias y, en personas con enfermedades cardíacas existentes, puede reducir el flujo sanguíneo al corazón, una afección conocida como isquemia por estrés mental. Esto puede duplicar el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
No es exagerado decir que una situación “te rompió el corazón” o te “enfermó de preocupación” cuando vemos que la salud cardíaca en realidad se ve afectada por las emociones. Por lo tanto, tratar de vivir la vida “con tranquilidad en el espíritu” y controlar el estrés emocional parece ser el consejo adecuado para proteger el corazón.
Estrategias de prevención para un corazón sano
Prácticas como la atención plena, la meditación o la respiración profunda para reducir el estrés, así como el ejercicio regular, la alimentación saludable, el sueño adecuado y el apoyo social, son beneficiosas. Buscar ayuda de profesionales de la salud mental también puede ayudar a controlar el estrés, la ansiedad y la depresión o ayudar a afrontar la recuperación y el tratamiento después de un ataque cardíaco u otros problemas de salud graves. Buscar apoyo cuando sea necesario es fundamental para mejorar y recuperar la salud y el bienestar general.
El cardiólogo es un miembro importante de su equipo de atención médica. Visítelo si: siente dolor o malestar en el pecho, especialmente si ocurre durante la actividad física; tiene dificultad para respirar, palpitaciones o mareos; tiene presión arterial o colesterol alto crónicos; tiene antecedentes familiares de enfermedad cardíaca; es fumador o tiene diabetes.
Si sospecha que tiene un ataque cardíaco, llame a emergencia de inmediato; puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Los síntomas de un ataque cardíaco son dolor o presión constante en el pecho; dolor o malestar en la parte superior del cuerpo, (brazos, cuello, mandíbula o espalda); dificultad para respirar; sudor frío, náuseas o aturdimiento. Estos síntomas se presentan de forma diferente en cada persona, especialmente en las mujeres. Más vale prevenir que lamentar, mejor llame al 911.