Cuide su bolsillo en tiempos de inflación
Por: Diana Bello Aristizábal
El índice de precios al consumidor (IPC) en Estados Unidos llegó a 8.6% a mayo del 2022, tres décimas por encima del mes anterior (abril) cuando estaba en 8.3% y superior al 7% con el que se cerró el 2021. Ante este panorama, dos preguntas quedan en el aire: ¿Seguirán aumentando los precios cada vez más? y ¿qué pueden hacer los ciudadanos para que el dinero alcance más en tiempos inflacionarios?
Para empezar, hay que decir que, además de la pandemia del coronavirus, otro factor que ha jugado un papel clave en el aumento de la inflación es el conflicto vigente entre Ucrania y Rusia. Este ha encarecido los precios de los alimentos y de la gasolina en razón de que el punto geográfico donde se está desarrollando es de vital importancia en la producción de commodities de estos dos sectores.
Y, ¿cómo están hoy los precios? De acuerdo con Herman Torres, economista y profesor de Miami-Dade College, se estima que en promedio los de los alimentos han subido un 12% en el último año con tendencia a que se incremente el costo de vida general a un nivel de entre 0.75% a 1% mensual.
Al respecto, el economista Tulio Rodríguez explica que el valor de las aves de corral ha aumentado en un 18%, mientras la harina y la mantequilla, en un 14%, los pescados, en un 13.8% y la leche en un 13%.
“La inflación en términos prácticos yo la comparo con el carrito del automercado. A modo de ejemplo, hace un año con 100 dólares, usted llenaba todo el carrito, mientras hace 6 meses, con ese mismo valor solo se llenaba la mitad y hace tres, solo se llenaba la parte del carro donde se sientan los niños”, asegura.
Así las cosas, todo indica que no se va a experimentar una mejoría en el corto plazo. “Yo no creo que julio vaya a ser un mes de progreso, aunque con las subidas de las tasas de interés, los precios podrían empezar a bajar un poco en un plazo de tres meses. Pero para llegar al objetivo de tener la inflación entre el 2% y el 3%, quizás haya que esperar dos años”, comenta el profesor Torres.
Sin embargo, desde casa se pueden llevar a cabo algunas estrategias mientras la economía se recupera. Cabe anotar que se trata de hacer pequeños cambios que en conjunto permitan a las familias aprovechar mejor los recursos y aumentar su capacidad de ahorro, aún cuando esto sea difícil de llevar a la práctica en los hogares que viven en modo supervivencia.
“En Miami hay un largo camino por recorrer porque los salarios a veces no llegan ni a los $15 por hora y mientras no haya un reajuste en este tema, seguirá siendo casi imposible para algunas familias aumentar sus niveles de ahorro”, explica Torres.
Entonces, ¿qué queda por hacer? En opinión del experto, la única forma de salir adelante es educarse, es decir, acceder a programas académicos de todo tipo que les permitan a los ciudadanos ser más competitivos en el mercado.
Por su parte, Tulio Rodríguez recomienda, además de tener un pensamiento organizado y disciplinado a la hora de comprar, generar un transporte colectivo dentro de la comunidad para sortear los altos costos de la gasolina.
“Una opción es asignar a cada familia un día de la semana para que circule su automóvil y se encargue de transportar a las demás. De esta manera, cada familia tiene su vehículo estacionado seis veces a la semana y uno lo mueve”, agrega.
Pero, ¿qué dicen los habitantes del Sur de la Florida sobre cómo mejorar su economía? Hablamos con algunos de ellos, quienes nos compartieron las medidas que han tenido que tomar para hacer frente al alza de precios.
Presupuesto y ahorro
Para Carolina Acero, de 35 años, la clave para que el dinero rinda es hacer un presupuesto y destinar un porcentaje importante de los ingresos al ahorro. “Antes de que comenzara a hacer un presupuesto, yo nunca tenía dinero al final de la semana y tampoco sabía en qué me lo había gastado”, confiesa Acero, quien trabaja en finanzas y planeación estratégica.
Carolina elabora su presupuesto a principios del año tomando como base sus ingresos que luego decide cómo distribuirá mensualmente en diferentes categorías. Lo primero que hace es asignar un valor a cada gasto fijo y de primera necesidad como los servicios públicos, el mercado y la gasolina.
Una vez define aquellos gastos que no se pueden posponer, distribuye lo que queda en diversión, viajes y ahorro. “Como regla general, en mi familia ahorramos entre el 25% y el 30% de nuestro salario”, asegura.
Llevar a cabo esta práctica le permite saber con exactitud en qué gasta cada dólar que entra para así poder hacer los cambios que sean necesarios y tener claro cuáles fueron sus fugas de dinero.
“No revisamos el presupuesto todos los días y hay meses en que nos pasamos porque a veces hay imprevistos. Pero cuando esto sucede, simplemente lo ajustamos al mes siguiente”, explica.
Ella recomienda a las familias empezar por actualizar sus gastos una vez a la semana para poder llevar un control y no pasarse de lo acordado. “No es necesario guardar recibos. Basta con ingresar a la página web del banco para ver los consumos y descargarlos en un excel”.
Y, ¿qué pasa con las familias que tienen ingresos variables o muy bajos que disminuyen su capacidad de ahorro? En el primer caso, es ideal establecer un ingreso base procurando siempre irse por el lado conservador.
“Mi esposo tiene ingresos variables y siempre basamos nuestro presupuesto en el promedio o un poco menos del promedio de lo que el recibe. De esta manera, todo el dinero con el que no contábamos que entra, llega es a engordar los ahorros. Procuramos tener un fondo de emergencias que nos permita vivir un año sin estar trabajando”, dice.
La manera de lograrlo es tomar como hábito ahorrar sin importar si se está viviendo un momento de prosperidad o de escasez. “No debe surgir la necesidad de hacerlo solo en época de crisis. Es cuestión de disciplina y de tener claro que todo monto por pequeño que sea suma, 50 dólares mensuales es mejor que nada”, concluye.
Compras inteligentes
La estrategia de Adriana Uribe, de 43 años, es comprar en los sitios adecuados y de la forma adecuada. Ella siempre elige supermercados como Aldi o Costco que ofrecen precios más económicos en comparación con otras cadenas de supermercados.
“Lo que realmente sirve es comprar a granel, usar los cupones de revista que llegan a la casa por correo y las promociones de BOGO (Buy one, Get one) de supermercados como Publix. Yo trato de seleccionar el menú de la casa de acuerdo con los alimentos que estén en promoción”, enfatiza.
Adicionalmente, hace uso de las apps de tiendas como Target que ofrecen descuentos por compras hechas In-Situ (en algunos productos) y de Rakuten, una página web y app que está asociada con diferentes marcas de una amplia gama de productos. Quienes compran a través de sus plataformas, reciben dinero a vuelta de correo.
En cuanto a ropa y accesorios, Adriana utiliza la página web de thredUP que vende productos usados pero en muy buen estado a precios sustancialmente más bajos, y el Facebook Market en el que asegura ha comprado abrigos de invierno y juguetes por debajo de 30 dólares.
Por último, recomienda registrarse como miembro de gasolineras, farmacias, pizzerías, tiendas de café y heladerías, entre otras, que funcionan a través de un sistema de puntos. “De todas maneras son tiendas que ya frecuentas, pero si registras cada compra a tu tarjeta de membresía, luego de acumular cierto número de puntos recibes productos gratuitos”.
Un cambio de mentalidad y de vida
Algunas personas no solo son estratégicas a la hora de manejar sus finanzas personales, sino que cambian completamente de vida. Es el caso de Mónika Bravo, de 58 años, quien llegó a Miami desde Nueva York buscando mejorar su calidad de vida.
Pero al llegar hizo mucho más que eso. Adicional a su trabajo como artista independiente, se dedicó a estudiar sobre el significado del dinero, la inflación y lo que se necesita para enfrentar una tormenta económica como la que hemos estado viviendo.
Fue así como decidió cambiar su estilo de alimentación y sus hábitos de compra. “Yo solo compro carnes provenientes de ganado alimentado con hierba porque cuando se compran carnes llenas de hormonas, no te nutres bien y luego tienes que comprar una bolsa de chips para quedar lleno”.
En cuanto a frutas y verduras, renunció a comprar en los supermercados tradicionales que igual cobran por el empaque y la presentación impoluta de sus productos. Ella, en cambio, compra en la página web de misfitsmarket que vende frutas y verduras con sus imperfecciones naturales pero a precios mucho más accesibles. “Puedo gastarme solamente $60 en comida a la semana”, añade.
Pero para poder efectuar estos cambios, Mónika empezó por cambiar su mentalidad. Ella entendió que a veces las personas se vuelven dependientes de cosas que realmente no necesitan. Por eso, el primer paso es definir qué se necesita y qué no.
“Cuando te deshaces de objetos que no necesitas dejas espacio para que lleguen otros porque el dinero es energía. Este es el momento de sacar lo que sobra, darle las gracias y luego regalarlo o venderlo. Hace dos años descarté muchas cosas y sin proponérmelo gane $15,000”.
Dentro de su proceso de cambio de vida también empezó a generar redes de apoyo con amigos y conocidos con el fin de compartir servicios. “Si, por ejemplo, vas a pagar por una plataforma de streaming como Netflix, piensa primero cuántas películas o series puedes ver realmente a la semana. ¿Es necesario tener una cuenta activa que poco se usa? Mejor comparte tus cuentas y que alguien comparta contigo las suyas”.
De lo que se trata, en su opinión, es de crear comunidad, consumir responsablemente y volverse completamente independiente a la hora de hacer dinero. “Ya no culpemos más al gobierno, no podemos seguir esperando que nos tiren el pedazo de pan”.
Precisamente buscando más independencia fue que Lily Cañón, de 39 años, decidió hacer un cambio de vida luego de concluir que ella y su esposo, ambos periodistas, debían reinventarse para poder salir adelante.
“Mi esposo, que antes trabajaba en un noticiero, ahora está invirtiendo en la bolsa de valores y le ha ido muy bien y yo trabajo como asistente web para un portal web”, dice Cañón, quien argumenta que al trabajar desde casa pueden ahorrar en gasolina.
Pero, quizás, el cambio más importante vendrá en poco tiempo cuando se muden a Orlando motivados por los altos precios de la renta en Miami. “En este momento pagamos $2,100 por un apartamento de tres habitaciones, mientras en Orlando podremos rentar una casa de 4 habitaciones con piscina por 2,000 dólares”.
Reconoce que aunque trasladarse con sus tres hijas a otro lugar le produce algo de temor, cree que a veces en la vida hay que hacer cambios radicales. “Yo les recomiendo a las personas que busquen bien, se asesoren y comparen precios. Si el impacto económico para toda la familia se observa como positivo, yo creo que vale la pena”.
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