Ser o no ser madre! El Dilema de la Maternidad
Por: María Alejandra Pulgar
La maternidad fue considerada durante siglos como el único fin de la mujer. Independientemente de las condiciones que las rodeaban, el papel principal de la mujer en la sociedad era ser el instrumento para aumentar la población. Ese concepto ha cambiado desde la década de 1950 cuando las mujeres comenzaron a ganar más educación e influencia, volviéndose más activas en el mercado laboral y tomando decisiones sobre cuándo casarse o tener hijos.
Este cambio de comportamiento se ha producido en todo el mundo. Con cada generación, las mujeres más jóvenes retrasan la maternidad, tienen menos hijos que sus antepasados o simplemente deciden no tenerlos. Sus razones son múltiples y van desde continuar con su educación; seguir su carrera profesional; tener problemas de salud; retrasar la búsqueda de pareja; el costo de criar a los hijos o incluso preocuparse por el futuro del planeta.
Por otro lado, todavía son muchas las mujeres que esperan con ansias tener bebés, ya sea solas, en pareja, en adopción o por gestación subrogada. No existe evidencia científica de que el “Instinto Maternal” exista para todas las mujeres, sin embargo, hay quienes sueñan con ser madres, formar una familia para transmitir sus genes, valores y cultura a otra generación.
La sociedad ha creado el dilema de la maternidad para las mujeres. A veces, las circunstancias de la vida llevan a mujeres con un gran deseo de ser madres por un camino donde no tienen la oportunidad, mientras que otras que no quieren tener hijos si se convierten en madres. Si bien el rol de ser madre es sin duda una de las misiones más importantes en la vida de una mujer, no es la única medida a considerar para determinar su influencia en el futuro de la sociedad.
¡Los niños son caros!
Un estudio reciente de Pew Research analizó las tendencias de la maternidad en los EE. UU. desde 1950 hasta 2022 y descubrió que su fuerte deseo de perseguir aspiraciones profesionales, el aumento de la insatisfacción con los roles tradicionales y la mejora de su educación fueron las principales razones que las mujeres tuvieron para retrasar la maternidad hasta más adelante en su vida. Más del 60% de las mujeres entre 18 y 49 años piensan que tener una carrera exitosa es esencial para ellas, por lo que están dispuestas a esperar para tener hijos, más aún cuando quieren darles un nivel de vida próspero.
Criar a un niño se ha vuelto costoso. Un informe del Departamento de Agricultura de EE. UU. estima que “el costo de un niño nacido en 2015 hasta los 17 años es de $233,610” para una familia de ingresos medios. La estimación se basa en el costo del cuidado de los niños, alimentación, educación y atención médica; no es de extrañar que las generaciones más jóvenes quieran establecer sus finanzas antes de enfrentarse a la maternidad y decidan tener menos hijos de los que pretendían o en comparación con sus padres o abuelos.
En el pasado, se esperaba que las mujeres se casaran y tuvieran hijos a una edad temprana; terminaban sin seguir sus estudios y lograr una carrera, enfocándose solo en criar a sus familias. El número promedio de hijos por mujer también era superior al actual. En EE. UU., la tasa de fertilidad era de 3,7 hijos por mujer en 1960, en comparación con 1,64 hijos por mujer en 2020. En Europa, la tasa de fertilidad era de 2,4 hijos por mujer en 1960, en comparación con 1,53 hijos en 2020.
A medida que la decisión de no tener hijos o de retrasar la maternidad se ha vuelto más aceptable socialmente, muchas mujeres optan por centrarse en sus propios objetivos en lugar de formar una familia. El estudio encontró que el 27% de las mujeres en los EE. UU. de 18 a 44 años no desean tener hijos en absoluto.
Mujeres entre 18 y 25 años, expresaron en el estudio que ver a sus madres confrontar desigualdades en salarios y condiciones de trabajo, licencias de maternidad no pagadas y luchando por conciliar vida laboral y familiar, las desalienta a pensar en ser madres; no quieren pasar por los mismos problemas en el futuro.
La tendencia de retrasar la maternidad o elegir no tener hijos tiene implicaciones significativas para el futuro del mundo; menos nacimientos conducirá al envejecimiento de la población, lo que afectará a los sistemas de salud y seguridad social. El estudio muestra que en países donde la tasa de natalidad está por debajo de la tasa de reemplazo del 2,1%, como Japón e Italia, “se prevé que la población disminuya, lo que tendrá graves consecuencias económicas y sociales”, ya que habrá menos trabajadores para contribuir al crecimiento económico del país y apoyar el envejecimiento de la población.
“Futuro perfecto: Amar hijitos!”
Por otro lado, están aquellos que han soñado con tener hijos toda su vida y van más allá para cumplir ese gran deseo. Una tendencia creciente de mujeres ejecutivas y artistas de 40 o más años, que no han podido quedar embarazadas, han adoptado niños en países extranjeros o contratado madres sustitutas para lograr su objetivo de tener hijos.
También hay quienes no estaban seguras de ser madres, pero la vida les dio la oportunidad, por sorpresa o tras una decisión consciente y planificada, y terminan amando el proceso. No importa cuántos hijos tenga una madre, ellos son lo más importante en su vida y siempre harán un esfuerzo adicional para cuidarlos y mantenerlos.
No hay ninguna madre, independientemente del método utilizado para lograr su maternidad, que diga que tener hijos es una tarea fácil. Los hijos son una responsabilidad enorme, que exige mucho trabajo y dedicación, y criarlos es una labor de amor incondicional, una prueba de paciencia y una apuesta incierta a futuro. Los padres, especialmente las madres, siempre se preguntan si están haciendo bien su trabajo. Por eso es tan importante celebrar el Día de la Madre, para reconocer la labor de las madres o figuras maternas que han decidido afrontar el oficio sin formación alguna desde un principio.