El corazón, otra víctima del coronavirus
Por: Diana Bello Aristizábal
Son muchas las cosas que se han dicho sobre el coronavirus desde que comenzó la pandemia. Pero lo que pocos saben y que solo se hizo evidente recientemente, es que el impacto de este virus se está extendiendo, cada vez con más fuerza, al corazón.
Por eso, este año el mes de la concientización sobre la salud cardiaca, designado a febrero, ha adquirido un matiz más urgente. El corazón de muchas personas, aún de quienes nunca se han contagiado con el virus, está en mayor riesgo de sufrir algún problema en el marco de esta pandemia.
“Antes pensábamos que el coronavirus solo afectaba el sistema respiratorio. Ahora sabemos que el 78 por ciento de los pacientes que son diagnosticados con el virus, presentan alguna afectación cardiaca”, asegura Iván Mendoza, director médico de cardiología del Jackson Memorial Hospital y Jackson South Medical Center.
De acuerdo con el especialista, la mayoría de pacientes con problemas cardiacos derivados del coronavirus son asintomáticos o presentan afectaciones leves. Pese a esto, hay un porcentaje de la población que desarrolla patologías más serias como arritmias, infartos, derrames pericárdicos y hasta la muerte súbita.
Para Allan Stewart, experto en cirugía cardiaca mínimamente invasiva, aún las personas saludables que adquieren la enfermedad están teniendo complicaciones cardiacas. “La gente está siendo dada de alta con la mitad de su corazón funcionando”, asegura.
El doctor Mendoza, por su parte, considera que nadie está exento de desarrollar dificultades cardiacas, aunque asegura que los pacientes con obesidad, enfermedad pulmonar o alguna patología cardiaca preexistente, al igual que las personas monosuprimidas están en un riesgo mayor.
Así mismo, también se ha observado que una minoría de los pacientes que desarrollaron anomalías cardiacas en el transcurso de la enfermedad, continúan presentando problemas tiempo después de superarla. “Todavía no sabemos mucho de este virus porque tan solo hace un año se detectó el primer caso localmente, pero lo que sí sabemos es que muchos no han logrado recuperarse”, comenta el Dr. Mendoza.
Pero no solamente hay un riesgo para los casos positivos de COVID-19. La prevalencia de problemas cardiacos se está dando también en quienes no han sido diagnosticados con el virus debido al cambio de estilo de vida que ha traído la pandemia.
El mejor remedio es un abordaje integral
Tanto si se adquirió un problema cardiaco como resultado del COVID-19 como si se está en riesgo de padecer uno por el estilo de vida que se ha llevado durante la pandemia, son muchas las cosas que se pueden hacer en complemento al apoyo médico.
De acuerdo con el Dr. Stewart, quien es también líder de los programas de cirugía cardiovascular de HCA East Florida’s Miami-Dade facilities, que incluye, entre otros, a Kendall Regional Medical Center, la pandemia ha agravado los problemas cardiacos porque la gente ha modificado sus hábitos de vida.
“Necesitamos estructura social para moderar nuestro comportamiento. Cuando estábamos trabajando en la oficina y queríamos, por ejemplo, fumarnos un cigarrillo, debíamos pedir permiso para hacerlo. Ahora, en cambio, podemos tomarnos todos los descansos que queramos y es por eso que las personas han pasado de fumarse medio paquete al día a dos”, comenta.
Este mismo escenario puede aplicarse a las bebidas alcohólicas y los alimentos que están a disposición de las personas las 24 horas del día. “Puedes almorzar con cereal todos los días porque nadie está poniendo atención”, explica el Dr. Stewart.
Por otra parte, las cuarentenas así como el cierre de centros de entrenamiento han traído más sedentarismo. “Muchas personas no están haciendo ejercicio afuera porque temen contraer el virus”, añade.
Sumado a lo anterior, está el hecho de que las personas están acudiendo menos al médico a sus chequeos rutinarios por miedo a infectarse, por lo cual están dejando de atender enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión.
Así las cosas, cada vez hay más obesidad, deficiencia de vitaminas, niveles de azúcar en sangre altos, presión arterial alta, congestión del hígado y problemas de salud mental, como ansiedad y depresión, en la población.
“Toda la comunidad se afecta con la pandemia no solo los enfermos. El aislamiento social, el desempleo y la educación a distancia, entre otros factores, aumentan los niveles de ansiedad, lo cual impacta directamente el corazón porque hay un aumento de ciertas hormonas como el cortisol”, explica el Dr. Mendoza, también cardiólogo clínico y electrofisiólogo.
Para contrarrestar esto, lo primero es modificar la alimentación. Los expertos recomiendan limitar al máximo el consumo de azúcar y la comida procesada y aumentar las proteínas y los vegetales para disminuir la posibilidad de adquirir un síndrome inflamatorio que puede causar enfermedad coronaria y vascular.
Por otro lado, es necesario realizar ejercicio al menos cuatro veces a la semana en sesiones de 45 minutos, dormir un mínimo de siete horas cada noche y meditar al menos 15 minutos al día.
Otras recomendaciones que se extienden a quienes ya han padecido de coronavirus incluyen medir constantemente la saturación de oxígeno, monitorear la presión arterial y el pulso así como los cambios de peso.
“Yo recomiendo a todos los casos positivos del virus, ponerse en contacto con su doctor primario. Puedes pensar que no sufres del corazón y que estás controlado y tener aún así una afectación cardiaca”, asegura el Dr. Mendoza.
En caso de que se presente una anomalía cardiaca, se debe continuar con el régimen de medicinas no solo durante el curso de la enfermedad sino, incluso, después, según lo aconseja el Dr. Mendoza.
Por último, hay que atender señales de alarma. “Si estás haciendo tu actividad normal y sientes como si tuvieras un elefante sobre tu pecho además de dificultad para respirar, debes ir al médico inmediatamente”, concluye el Dr. Stewart.