Educación: La clave para prevenir el uso de drogas

 

 

 

Por: Diana Bello Aristizábal

 

En los últimos años, ha resurgido la preocupación alrededor del consumo de drogas en la adolescencia debido, entre otras cosas, al aumento de la disponibilidad de drogas sintéticas y a la popularidad del ‘vaping’. A propósito del comienzo de un nuevo año escolar, conviene poner de nuevo este tema sobre la mesa con el ánimo de que padres y maestros trabajen en conjunto para prevenir este flagelo.

Y es que aunque se ha dicho todo sobre las drogas a lo largo de los años, muchos jóvenes en edad escolar y sus familias aún hoy no conocen los verdaderos peligros de su consumo ni saben cómo evitar esta problemática.

Una prueba del desconocimiento que hay la arrojó el Informe Mundial sobre las Drogas 2021 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) según la cual el porcentaje de adolescentes que percibe la marihuana como nociva se redujo en un 40% en Estados Unidos.

Education: The key to drug use preventionEsta droga es la más utilizada por los menores, siendo consumida mayormente a través de dispositivos para ‘vapear’, según reportó el Instituto Nacional de Abuso de Drogas en Adolescentes. A ésta, le siguen los medicamentos con receta como estimulantes, analgésicos opioides, sedantes y relajantes musculares.

Pero, ¿qué factores inciden en el consumo de drogas en la población juvenil? De acuerdo con Christina Balinotti, doctora en sicología y experta en temas de familia, el uso de sustancias ilícitas se está incrementando porque en la actualidad los jóvenes no se sienten integrados a la primera célula fundamental que es la familia en gran parte por el uso excesivo de dispositivos electrónicos.

“Hay poca comunicación entre padres e hijos y esto provoca en los niños una necesidad de búsqueda de afecto y de una vía de escape que la encuentran en las drogas”, asegura.

 

Un trabajo en equipo entre escuela y hogar

Prevenir el consumo de drogas en la población escolarizada es una tarea compartida entre padres y maestros, aunque, muchas veces, el problema comienza en las aulas de clase, pues allí están los amigos y con ellos las presiones sociales.

“Los colegios tienen la responsabilidad de convocar reuniones mensuales con los padres en las que haya retroalimentación mutua sobre qué pasa con los niños tanto en casa como en las escuelas en el ámbito social y emocional. Los padres, por su parte, deben fomentar una comunicación abierta con los maestros”, asegura Balinotti.

Sin embargo, en lo primero que deben trabajar los padres es en la comunicación con sus hijos. Esto se traduce en generar espacios de diálogo en el hogar sin distracciones digitales. Por ejemplo, durante las comidas familiares, los adultos pueden indagar sobre qué ocurre en el colegio validando sus emociones, manteniendo una escucha activa y evitando hacer juicios de valor.

Si se cultiva una comunicación abierta y fluida y un apego seguro desde edades tempranas, los niños se sentirán contenidos emocionalmente y será más fácil que recurran a sus cuidadores cuando se presente un problema.

“Los maestros pueden hacer todo lo posible para evitar que caigan en las drogas al igual que la policía pero el trabajo más importante se hace en la casa. Los padres tienen que entender que no son amigos de sus hijos y poner reglas muy claras en la familia. Si ellos aprenden a seguirlas, también obedecerán las reglas del colegio, la calle, el estado y el gobierno”, asegura el oficial Ten de la Policía de Doral.

Con el propósito de ofrecer una herramienta educativa a los padres y maestros, tanto el oficial Ten como el oficial Feliciano, ambos pertenecientes a la Unidad de Recursos Vecinales de la Policía de Doral, están al frente del programa DARE dirigido a estudiantes de quinto grado de escuelas charter y privadas de Doral en el cual se abordan temáticas como el bullying, la presión social y el uso de narcóticos.

Se trata de un programa de 10 semanas para cada salón de clase de quinto grado con una intensidad de 1 hora a la semana. En cada sesión, los estudiantes pueden hacer las preguntas que quieran alrededor de la temática planteada, mientras los oficiales les brindan información importante.

“En el caso de las drogas, les hablamos sobre lo que hay en el mercado y sobre los efectos del abuso de sustancias para que ellos puedan tomar decisiones más informadas. Por ejemplo, les explicamos cómo el vaping puede dañar los pulmones”, comenta el oficial Feliciano.

Al final de las 10 semanas, todos los estudiantes reciben un certificado de graduación en una ceremonia en la cual se comprometen a no usar drogas o recurrir a otros comportamientos nocivos para ellos.

De acuerdo con los oficiales, esta iniciativa, que inició en el 2008, ha sido vital en la prevención del consumo de drogas en la comunidad de Doral que va por buen camino en este aspecto.

Aún así, es fundamental no bajar la guardia y hacer un reporte a las autoridades cuando se observen casos. “A veces la gente dice que están pasando cosas pero no reportan. Sin embargo, nosotros estamos acá para educar e informar a la comunidad y si no hay reporte no es mucho lo que podemos hacer”, comentan.

Mientras se define una fecha para la versión del programa DARE de este año, la invitación para los padres es que, además de las recomendaciones citadas, ejerzan su rol sin miedo, incluso si eso implica revisar mochilas, celulares y habitaciones. “Siempre les decimos que los menores de edad mientras vivan en casa no tienen expectativas de privacidad. Su protección es lo primero”, concluyen los oficiales.

 

 

 

 

 

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