CONCIENTIZACIÓN SOBRE EL DERRAME CEREBRAL
Los ACV son la quinta causa de muerte en Estados Unidos
La Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana contra los Accidentes Cerebro Vasculares promueven una campaña basada en las cinco cosas que usted debe saber sobre los derrames cerebrales, denominada en inglés “Stroke Hero”
Edda Pujadas, @epujadas
Cada 40 segundos, alguien en Estados Unidos tiene un accidente cerebro vascular (ACV), convirtiéndolo en la quinta causa de muerte en esta nación, según las estadísticas de la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana contra los Accidentes Cerebro Vasculares.
Estas cifras también indican que, cada año, más de 795 mil personas en Estados Unidos tienen un derrame cerebral y 130 mil de ellas fallecen a causa del mismo. Los ACV son, igualmente, la principal causa de discapacidades graves. En cuanto a costo, se calcula que un aproximado de 34 mil millones de dólares son gastados anualmente en servicios de atención médica, medicamentos y pérdidas de días de trabajo.
Estas alarmante cifras, han motivado a la declaración de mayo como el Mes de Concientización sobre los Derrames Cerebrales. La doctora Patricia Fernández, especialista en neurocirugía de Kendall Regional Medical Center, explica que este mes está destinado a promover la conciencia pública sobre los síntomas del ACV y sus factores de riesgo. “Los objetivos centrales son educar a las personas para prevenir un derrame cerebral y para reconocer sus síntomas, lo que permite responder rápidamente cuando se presentan”.
En este marco, la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana contra los Accidentes Cerebro Vasculares desarrollan una campaña educativa denominada en inglés “Stroke Hero”, basada en las cinco cosas que usted debe saber sobre los derrames cerebrales. La primera de ellas es que el riesgo de un ACV aumenta con los años, sin embargo, personas de cualquier edad pueden sufrir uno.
La segunda es que la hipertensión arterial es el enemigo número uno del ACV, pues de cada cuatro personas que sufren uno, tres de ellas tienen la tensión alta. La tercera explica que las personas de piel oscura tienen mayor riesgo de padecer un derrame cerebral que quienes son de tez blanca.
La cuarta de ellas señala que los ACV son tratables, pero el éxito de la recuperación del paciente depende enormemente de la rapidez en que sea atendida esta emergencia médica. Finalmente, la quinta explica como reconocer, inmediatamente, los síntomas de un ACV, lo que puede permitir salvar la vida de muchas personas.
Para explicar esto, utilizan la palabra en inglés FAST:
F (face-cara): la persona tiene un lado de la cara inclinado. A (arm-brazos): los brazos tienden a caerse. S (speech-hablar): dificultad para hablar. T (time-tiempo): si observa alguno de estos síntomas, llame de inmediato al 911.
ACV
De una forma muy genérica, podemos denominar a un ACV como un trastorno brusco de la circulación cerebral, que altera la función de una determinada región del cerebro. Los derrames cerebrales, pueden conducir a la muerte, así como a complicaciones graves, que cambian la vida de las personas.
Entre las complicaciones más comunes podemos mencionar parálisis o debilidad en un lado del cuerpo; problemas con el pensamiento, la conciencia, la atención, el aprendizaje, el juicio y memoria; dificultades para entender o para controlar y expresar emociones, entumecimiento y depresión.
La mayoría de los ACV son isquémicos que suceden cuando la arteria que suministra sangre rica en oxígeno al cerebro se bloquea. Los ACV hemorrágicos ocurren cuando una arteria en el cerebro se rompe y la sangre filtrada pone demasiada presión en las células cerebrales, reconociéndose dos tipos de accidentes cerebro-vasculares hemorrágicos: la hemorragia intra-cerebral que se produce cuando una arteria en el cerebro estalla, inundando el tejido circundante con sangre y la hemorragia sub-aracnoidea que se refiere al sangrado en el área entre el cerebro y los tejidos finos que lo cubren.
Otro tipo de ACV son los ataques isquémicos transitorios que son llamados mini-accidentes cerebro-vasculares. Es diferente de los tipos principales de ACV porque el flujo de sangre al cerebro es bloqueado por un corto tiempo, por lo general, este tiempo no supera los cinco minutos.
La doctora Fernández explica que, al conocer los signos y síntomas de un derrame cerebral, usted puede estar preparado para actuar con rapidez y muy probablemente, salvar una vida, incluso, la suya. “Entre los síntomas más comunes de un ACV tenemos el entumecimiento o debilidad de piernas y/o brazos, la falta de equilibrio y coordinación, la pérdida de la visión, la dificultad para hablar o entender lo que otros dicen, problemas para tragar, pérdida de consciencia y dolores de cabeza insoportables”.
PREVENCION
La edad es el factor de riesgo más importante para sufrir un ACV. A mayor edad, más probabilidades existen de tener un derrame cerebral. Algunas de las condiciones que pueden conducir a un ACV no se pueden controlar, como la edad, la raza o los antecedentes familiares, sin embargo, si pueden tomarse medidas preventivas sobre los factores de riegos controlables.
Por ejemplo, la hipertensión arterial, el colesterol alto y el tabaquismo son factores de riesgo para el accidente cerebro-vascular y alrededor de la mitad de los estadounidenses (49%) entran en alguna de estas tres categorías. Otros aspectos que pueden incidir en un ACV son los trastornos cardíacos, la diabetes, la enfermedad de célula falciforme, la obesidad, el hábito de fumar y la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas.
En vista de esto, la doctora Fernández explica que la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana contra los Accidentes Cerebro Vasculares recomiendan corregir estos factores de riesgo modificables. “El control de la hipertensión arterial es un paso esencial en la prevención del ACV, así como el adecuado tratamiento de la diabetes y de las otras enfermedades que pueden conducir a un derrame cerebral”.
“El riesgo de un ACV se reduce mediante la reducción de sal en la dieta, poniendo fin al vicio de fumar, limitando la ingesta de alcohol, haciendo ejercicios regularmente y manteniendo un peso corporal normal. Las dietas altas en grasas saturadas, sodio y azúcares se han relacionado con los accidentes cerebro- vasculares y las enfermedades vinculadas, así que está en manos de cada quien tomar una decisión saludable”, indica la doctora Fernández.