Presentación del Libro “Yo lo vi Llorar”
El miércoles 09 de Junio, fue la presentación del libro “Yo lo ví llorar” escrito por el prestigioso historiador e investigador venezolano Agustín Blanco Muñoz, que narra la historia del llanto de Chávez para que lo enviaran a Cuba mientras lo sacaron temporalmente del poder el 11 de abril de 2002 y como el mandatario se acobarda y pierde la perspectiva cuando se encuentra en situaciones tensas.
El evento fue realizado en el Hotel Hampton Inn. de la 3620 NW. 79th, patrocinado por Fundaprefc, Venezuela Awareness Foundation y Veppex.
Agustín Blanco Muñoz, profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela y Secretario Ejecutivo Nacional de la Cátedra Pío Tamayo, hizo una investigación a fondo y hace un recuento de los momentos cruciales del alzamiento militar que derrocó a Chávez por tres días en “Yo lo ví llorar”, gracias al testimonio del Capitán del Ejercito venezolano, Otto Gebauer, que fue el oficial a cargo de la custodia de Hugo Chavez despues que renunciara a su cargo y quién estuvo detenido por el alto mando militar desde el 11 hasta el 13 de abril de 2002.
Actualmente, Otto Gebauer, es un preso político y en el libro de Muñoz, relata como Hugo Chavez durante su cautiverio, le lloró aquel día rogandole que lo enviarán a Cuba.
En la presentación, el autor hace una breve reseña del libro de 647 páginas, de como Chávez fue sacado temporalmente del poder, luego de que ordenara un ataque militar contra una concentración de opositores que marchaban hacia el palacio de gobierno.
La negativa de los altos oficiales a obedecer la orden presidencial, provocó una rebelión militar que terminó con la detención temporal del mandatario. Mientras Chávez estuvo detenido en la base naval de La Orchila, una isla en el oriente del país, fue allí donde suplico para que lo enviaran a Cuba. Despues de fracasar las negociaciones para nuevo un gobierno de unidad, el mandatario venezolano retornó al poder dos días después, con la ayuda del general Raúl Baduel.
Simultáneamente se ofreció un “vino de honor” y se tomaron las infaltables fotografías “para el recuerdo”.