Adolescentes en busca de su propia personalidad.
La vida de tu hijo ya empezó a cambiar. Ya no le gusta ir a las reuniones familiares y prefiere quedarse en casa o salir con sus compañeros. Se ha vuelto “rebelde” en algunas cuestiones cotidianas, los fines de semana los dedica a sus amigos y tú ya no sabes qué decirle cada vez que te pide permiso para ir a una fiesta, al cine o a cenar.
Estas acciones son una clara muestra de que ya está en la etapa de la adolescencia y está tratando de encontrar su propio espacio y personalidad.
La adolescencia es un período de rebeldía natural en donde los padres se sorprenden muchas veces porque el niño ya no se deja guiar con la misma facilidad con que lo hacía cuando era más pequeño, pero estos primeros ejercicios de autonomía están orientados a lograr una identidad propia, independencia emocional y asumir la responsabilidad en la toma de decisiones.
Por ello es muy importante que los adultos tengan una actitud adecuada para guiar al adolescente en este camino que es muy significativo en su vida.
Contrario a esto, los padres se desconciertan y no saben cómo reaccionar ante las exigencias de su hijo, lo cual llega a confundir mucho a los chicos y los aleja más de los progenitores, ya que en ocasiones se les trata como niños y en otras se les pide que respondan como adultos, aunque al mismo tiempo se les niegan las libertades de éstos…
Se recomienda que para llegar a un equilibrio en la relación con los hijos adolescentes es respetar su necesidad de autonomía, incluso ofreciendo las oportunidades para que tomen decisiones y se hagan responsables de las mismas. Unos papás tolerantes, fuertes emocionalmente, unidos, cariñosos, comprensivos y responsables son el mejor sostén para propiciar que los chicos transcurran este período adecuadamente.
Para mantener una relación sana, es necesario que los adultos entiendan qué papel juegan en la vida del joven, ya que en esta etapa especialmente los amigos, son el marco de referencia para identificarse.
Con gran frecuencia los padres se oponen rotundamente a esto, situación que provoca mayor rebeldía en los adolescentes. La tolerancia y la supervisión son el camino más adecuado: conocer las amistades de los hijos, los lugares que frecuentan, sus actividades, pero respetando siempre su espacio.
Por tal motivo, la relación con el adolescente debe fundamentarse en una comunicación abierta, clara y honesta. Así, se puede fortalecer la confianza entre ambas partes y una actitud cordial y negociadora es la mejor forma de relacionarse con los hijos, pero sin dejar de ser una autoridad que supervisa y vigila.
Finalmente, los adultos también deben adaptarse a los cambios de la vida y aceptar que los hijos tienen que crecer e independizarse, recordar que no son de su propiedad, que ya no son los niños dependientes de antes y en la medida que los padres entiendan y acepten este hecho, permitirán que los jóvenes recorran ese camino para adquirir su propia identidad, su individualidad.
Así, la adolescencia es una de las etapas donde se descubre el mundo, donde los límites se abren y las posibilidades de conocer y disfrutar de cosas nuevas son el ingrediente diario de la vida. En estos años todo se puede, pero siempre debe estar al lado la figura cariñosa y responsable de los papás para guiar al joven en este camino que lo llevará que se denomina madurez.
Excelente articulo.