Claves para comunicarnos en situaciones difíciles con éxito
Por Jesús Alberto Fuenmayor
Enfrentarnos a conversaciones difíciles forma parte natural de la vida personal y profesional de todos; sin embargo, muchas personas tienden a evitarlas por temor a la confrontación o a generar un resultado negativo. Esta evasión puede brindar un alivio momentáneo de la ansiedad, pero a la larga solo agrava la situación.
Postergar la comunicación de un asunto delicado suele traducirse en frustración, culpa, enojo hacia uno mismo, deterioro de la confianza personal y, en consecuencia, un incremento del estrés y la ansiedad. En lugar de resolver el problema, se le otorga espacio para crecer y volverse más complejo.
La buena noticia es que, siguiendo algunas pautas sencillas y aplicando habilidades de comunicación claras y empáticas, podemos abordar estas conversaciones con mayor seguridad.
Aprender a expresarnos de manera asertiva no solo facilita el manejo de situaciones difíciles, sino que también fortalece la confianza, la transparencia y la calidad de las relaciones.
Tipos de conversaciones difíciles: planificadas y no planificadas
Las conversaciones planificadas ocurren cuando se ha pensado en el tema, se planifican porque el tiempo, el lugar y otras circunstancias se han dispuesto o se eligen por una razón.
Las conversaciones difíciles no planificadas tienen lugar de improviso; estas a menudo son alimentadas por la ira que, en casos extremos, puede conducir a la agresión.
Cómo lidiar con conversaciones difíciles
Tiene que haber un equilibrio entre comunicar algo difícil y ser lo más sensible posible a los interesados. El conjunto de habilidades requeridas para hacer esto puede parecer algo contradictorio, ya que es posible que debas ser firme y gentil en tu enfoque.
Las habilidades recomendadas incluyen:
– Recopila información
Asegúrate de tener los hechos claros antes de comenzar, conoce lo que vas a decir y por qué lo vas a decir. Trata de anticipar cualquier pregunta o inquietud que otros puedan tener y piensa detenidamente cómo responderás las preguntas.
– Sé asertivo
Una vez que estés seguro de que algo necesita ser comunicado, hazlo de manera asertiva. No retrocedas o cambies de opinión en medio de una conversación, a menos que, por supuesto, haya una muy buena razón para hacerlo.
– Muestra empatía
Ponte en el lugar de la otra persona y piensa en cómo se sentirá con lo que le estás diciendo. ¿Cómo te sentirías si se invirtieran los papeles? Da a los demás tiempo para hacer preguntas y comentarios.
– Prepárate para negociar
A menudo, una situación difícil requiere una cierta cantidad de negociación, y debes estar preparado para esto. Al negociar, apunta a un resultado en el que todos ganen; es decir, de alguna manera en la que todas las partes puedan beneficiarse.
– Usa el lenguaje verbal y no verbal apropiado
Habla claramente evitando cualquier jerga que los demás no entiendan, mira a los ojos y trata de sentarte o pararte de manera relajada. No uses lenguaje de confrontación o lenguaje corporal inapropiado.
– Escucha
Cuando estamos estresados, tendemos a escuchar menos, trata de relajarte y escucha atentamente los puntos de vista, las opiniones y los sentimientos de la otra persona o personas. Utiliza técnicas de aclaración y reflexión para ofrecer retroalimentación y demostrar que estabas escuchando.
– Mantén la calma y la concentración
La comunicación se vuelve más fácil cuando estamos tranquilos, respiramos hondo algunas veces y tratamos de mantener un aire de calma; es más probable que los demás mantengan la calma si tú lo haces. Mantente enfocado en lo que quieres decir, no te desvíes ni te distraigas de la razón por la que te estás comunicando.
Una vez que domines estas técnicas, no tendrás por qué tenerles miedo a las conversaciones difíciles que se presentan de manera inevitable.
