Conciencia ambiental: Lo que todos podemos hacer hoy

 

Por: Diana Bello Aristizábal

 

DORAL, FL – El 2019 ha sido un año preocupante para el planeta. De acuerdo con un informe de la reaseguradora alemana Munich Re, las catástrofes naturales han causado más daños en el primer semestre del 2019 que en el mismo periodo del año pasado. Los daños materiales a nivel mundial ascienden a 42 mil millones de dólares.

Esta parte del mundo no es ajena a esa realidad. Tan solo con el reciente huracán Dorian, que llegó a las Bahamas como categoría 5, fallecieron 50 personas, otros cientos más están desaparecidos, 70 mil no tienen vivienda y los daños materiales suman unos 7 mil millones de dólares según cifras de la ONU.

“Estamos quemando nuestro futuro”, dijo Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos el pasado lunes 9 de septiembre durante una sesión del Consejo de Derechos Humanos sobre la responsabilidad que tenemos los seres humanos en esta situación.

Sí, quemándolo literalmente como ocurrió con otro gran desastre: Los incendios del Amazonas. De acuerdo con el ecólogo forestal Daniel Nepstad, estos fueron causados por los miles de agricultores que queman sus parches de bosques talados.

“Creo que este año muchos terratenientes se sintieron envalentonados para talar bosques e incendiar sin permisos (…) porque las autoridades ambientales han reducido los presupuestos y hay una mayor tendencia a ‘mirar hacia otro lado’ ”, aseguró el experto en una entrevista publicada por la Revista colombiana Semana.

¿Pero cuál es la verdad detrás de este desalentador panorama y qué responsabilidad tenemos los seres humanos en los huracanes? La respuesta es tan larga como ancha e igualmente polémica pero puede resumirse en dos palabras: Calentamiento global.

Al respecto hay que decir que no hay un concenso unificado, pues los científicos no se ponen de acuerdo en determinar si el calentamiento global, que está calentando los océanos un 40 por ciento más rápido, está aumentando la frecuencia de los huracanes pero si están inclinados a pensar que puede estar aumentando la intensidad de los mismos, lo cual trae consigo devastación, enfermedades y pobreza.

Esto ya se está viendo a nivel local. Según el informe Climate Change and Human Health del U.S. Global Change Research Program, La Evaluación Nacional del Clima de EE. UU. del 2014 encontró que las temperaturas altas y los aumentos resultantes en la frecuencia o intensidad de algunos eventos climáticos extremos, así como el aumento del nivel del mar y el derretimiento de la nieve y el hielo ya están afectando la vida de las personas en Estados Unidos.

Así las cosas, los países, las instituciones, los legisladores y en general todo el tejido social deben unir esfuerzos para llevar a cabo acciones que prevengan no solo el cambio climático, sino la contaminación, la deforestación, la degradación del suelo, la escasez de recursos y la extinción de especies.

“Tenemos que unirnos con otras personas en nuestros trabajos, escuelas y vecindarios para hablar sobre estos problemas de una forma realista con el fin de encontrar un sistema para vivir que sea sostenible y no esté enfocado en el lucro personal”, dice al respecto la artista ambiental Stephanie McMillen.

Para McMillen, quien solía dibujar sobre cambio climático, no hay una respuesta contundente en cuanto a la responsabilidad social que tenemos sobre el medio ambiente, pero afirma que lo más importante es involucrarse activamente en la defensa de hábitats como los Evergladesen donde algunas compañías llevan a cabo actividades de performación y fracking.

Además de lo anterior, en Doral Family Journalcreemos que aunque es difícil hablar sobre responsabilidades individuales en un tema en el que se ha visto la mano de las grandes corporaciones y los gobiernos, sí se pueden llevar a cabo pequeños cambios para aportar un granito de arena a esta problemática. A continuación, algunos de ellos.

 

Consumo responsable

De acuerdo con María-Camila Calvache, ingeniera ambiental y científica ambiental de la Universidad de Clark, cuando ocurren desastres como el del Amazonas, las personas tienden a culpar a los tomadores de decisiones. Sin embargo, para ella el cambio empieza por uno mismo.

En primer lugar, hay que comenzar por apoyar a empresas que sean amigables ecológicamente y que tengan prácticas limpias con el planeta. “Podemos comprar alimentos orgánicos en el supermercado o a agricultores orgánicos locales”, aconseja María-Camila.

Estos deben tener una etiqueta visible que diga ‘USDA organic’para que realmente hayan sido testeados y aprobados como tal. Comprar alimentos orgánicos impacta positivamente la salud, pues se ha demostrado que los químicos utilizados en aquellos que no lo son quedan almacenados en el cuerpo causando enfermedades a futuro.

Por otro lado, también hay una ganancia para el medio ambiente debido a que los pesticidas utilizados en los cultivos afectan a la población de insectos polinizadores (abejas, avispas, dípteros) y al recurso hídrico, pues estas sustancias terminan contaminando las aguas subterráneas que están conectadas con los lagos.

Según explica Stephanie McMillen, el uso de fertilizadores sintéticos y pesticidas está acabando con los insectos. “La gente está destruyendo sus hábitats y dejándolos sin posibilidades de sobrevivir. Pero ellos son claves para el equilibrio de la naturaleza y para actividades tan básicas como cultivar alimentos”, dice.

También se recomienda comprar muebles en empresas que tengan certificado de sostenibilidad y no utilicen madera del Amazonas. “Muchos muebles tienen una etiqueta que dice ‘madera del Amazonas’. Al comprarlos, estamos apoyando la tala de árboles en esa zona”, explica María-Camila.

En cambio al comprar artículos que cuenten con un certificado de sostenibilidad estamos apoyando la reforestación, pues las empresas que optan por este sello siembran árboles en los lugares donde talan.

Los artículos que ofrecen esta garantía tienen una etiqueta de la organización Forest Stewardship Council(FSC). Quienes estén interesados en aprender más sobre qué comprar para proteger los bosques pueden ingresar a la página web de la entidad.

Otra forma de contribuir es utilizar menos los automóviles para transportarse y elegir, en su lugar, la bicicleta o compartir el carro con otras personas (carpool). De esta manera, consumimos menos gasolina y ayudamos a que se produzcan menos gases de efecto invernadero.

También es importante apagar las luces de la casa cuando no sea necesario tenerlas encendidas, desconectar y apagar los aparatos electrónicos que estén en desuso y utilizar bombillos LED que al consumir menos energía ayudan a disminuir la huella de carbono en el medio ambiente.

Una labor parecida a los LED la desempeñan los árboles. Por esta razón, es una buena idea plantar un árbol en el jardín de la casa. “Un solo árbol tiene la capacidad de absorber una tonelada de carbono durante el tiempo que esté vivo”, explica María-Camila.

Así mismo, podemos reutilizar y reciclar algunas de las cosas que tenemos en casa en lugar de reemplazarlas. Esto se puede hacer, por ejemplo, con los contenedores para comida de los restaurantes o con los tarros de vidrio de salsas y mermeladas a los que se les puede dar un nuevo uso.

Por supuesto, no podemos dejar de lado la importancia de eliminar el uso del plástico en nuestra vida, pues desde hace mucho tiempo el planeta viene sufriendo los efectos del consumo de plástico en los océanos y las especies marinas.

Otra recomendación es ajustar la temperatura de la calefacción y el aire acondicionado dentro de la casa. “Sé que es difícil hacerlo en estaciones de calor o frío extremo, pero bajar o subir el termostato al menos dos centígrados puede hacer una diferencia”, comenta María-Camila.

 

Cuidando la vida marina

Además de ser consumidores responsables, los ciudadanos tenemos una gran responsabilidad al hacer uso de las playas y los mares. Para cuidarlos, la tarea más elemental y que con mucha frecuencia olvidan hacer las personas es recoger los desperdicios que entran y salen.

Hacerlo es fundamental porque el viento suele arrastrar la basura hasta el mar y el plástico proveniente de refrescos y alimentos está contaminando el agua y matando la fauna marina.

Una tarea menos elemental pero más efectiva podría ser unirse a organizaciones dedicadas a la limpieza de playas, a preservar el recurso hídrico, proteger la bahía o salvar la fauna marina con el fin de ofrecerse como voluntario o donar dinero. A nivel local, están Miami Waterkeeperso South Florida National Parks Trust, entre otras.

Si hay un problema repetitivo de contaminación en el agua, la recomendación es contactar a los representantes políticos locales para que alcen la voz a favor de la población con las agencias ambientales que regulan los problemas relacionados con el medio ambiente.

El propósito de esto es descubrir cuál es la fuente de contaminación en el agua; si proviene de una corporación o de una fuga en alguna planta de tratamiento de agua. “Hay que investigar si se le está dando un manejo adecuado a las plantas de tratamiento de aguas residuales”, advierte María-Camila.

Para saber qué dirección tomar, un primer paso puede ser contactar a entidades de conservación ambiental que ejerzan de ‘voz política’ ante los oficiales elegidos con el fin de promover acciones y proyectos en pro de los recursos naturales y el suelo como es el caso de Florida Conservation Votersa nivel local.

 

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