Debate ante prohibición de redes sociales en menores de 16 años

 

Por: Diana Bello Aristizábal

 

El pasado 24 de enero, la Cámara de Representantes de Florida aprobó el proyecto de ley HB 1 para restringir el uso de redes sociales en niños menores de 16 años, lo cual requeriría que las plataformas de redes sociales cancelaran las cuentas existentes de ellos y borraran su información, les impidieran crear cuentas nuevas y usaran métodos de verificación de edad. La medida ha generado posiciones encontradas aunque al cierre de esta edición no había pasado en el Senado.

Se entiende por red social una plataforma que permite a los usuarios subir contenido o verlo cuando haya sido posteado por otros. Cubre a aquellas compañías que pueden rastrear la actividad de sus usuarios tales como Facebook, Instagram o X. Teniendo en cuenta lo anterior, los partidarios de este proyecto argumentan en primera instancia que las redes sociales son terriblemente adictivas.

Sus funciones y el algoritmo que está detrás de ellas hacen que los usuarios se enganchen de forma compulsiva, impactando la salud mental, especialmente de los menores de edad. Así mismo, comentan que las compañías de redes sociales están más interesadas en generar ingresos y en que haya un mayor engagement que en invertir en seguridad y salvaguardar la privacidad y esto pone en riesgo a los niños constantemente.

Según datos proporcionados a este medio por Nicklaus Children’s Hospital, las redes sociales han sido vinculadas con un aumento del sufrimiento mental, autolesiones y pensamientos suicidas en la juventud con efectos mayores entre las niñas. Además, un uso desmedido de pantallas se asocia con un impacto negativo en varios dominios del desarrollo como el lenguaje, el desarrollo cognitivo y la madurez emocional.

Por otro lado, emplear redes sociales expone a los menores a situaciones de peligro. De acuerdo con una investigación de Dickenson and Snedeker del 2021, un 40 por ciento de los niños entre los grados cuarto a octavo admitió haber interactuado con extraños en línea.

Otra amenaza, que también emplearon como argumento los promotores de este proyecto aprobado en cámara con una votación 106-13, es el ciberacoso y el hecho de que la tecnología de las redes sociales hace que los niños sean blanco de predadores sexuales.

Pero pese a estos argumentos, los detractores cuestionan la constitucionalidad del proyecto de ley al afirmar que infringe la primera enmienda y les quita a los padres el derecho de decidir si sus hijos deben o no utilizar las redes sociales, pues las compañías tendrían que restringir el acceso a los menores de 16 años independientemente del consentimiento parental.

Y es que a propósito del debate que ha suscitado la prohibición, Meta, la compañía matriz de Facebook e Instagram, anunció a mediados de enero una serie de medidas de seguridad nuevas que incluyen restringir los mensajes privados de extraños e instituir nuevos controles parentales. Sin embargo, esta misma compañía aseguró en el marco del proyecto de ley que el consentimiento parental debería ser suficiente para permitir el acceso de los niños a las redes sociales.

  

¿Es prohibir el enfoque correcto?

“En el 2010 empezamos a ver más ansiedad y depresión, justo cuando las plataformas digitales empezaron a volverse más populares. Luego, vino la pandemia y con ella un tsunami emocional, tal vez no alzamos la voz lo suficientemente alto para hablar sobre lo que estaba pasando”, dijo la Dra. Marisa Azaret, directora clínica del departamento de psicología de Nicklaus Children’s Hospital en el lanzamiento de Digital Safety Alliance Safe+Sound.

De izquierda a derecha: Dra. Jennifer McCafferty-Fernández, PhD, Nicklaus Children’s Health System; Dra. Marisa Azaret, PsyD Nicklaus Children’s; Michelle Appelrouth-Rader, miembro del Consejo Asesor Familiar de Nicklaus Children’s; Bill Brady, Troomi Wireless; Lokesh Ramamoorthi, Universidad de Miami; Lee Phillips, Instituto de Salud Digital para la Transformación

Esta iniciativa, en colaboración entre Nicklaus Children’s Hospital, el Instituto de Salud Digital para la transformación (DHIT, por sus siglas en inglés) y otros stakeholders y líderes corporativos, busca empoderar a los padres con información y recursos (a través de una campaña y una página web) para que puedan combatir los potenciales peligros asociados con el uso de dispositivos electrónicos porque sí, es un hecho, como sociedad tenemos un problema.

“Lo que dicen las investigaciones es que alrededor del 68 por ciento de los adultos se dan cuenta que ellos tienen un problema con las redes sociales y sus teléfonos celulares. Me dicen constantemente que a pesar de eso no tienen las herramientas ni las respuestas para solucionarlo”, agregó la Dra. Azaret durante el evento.

Los niños también perciben que las cosas no marchan bien, pues, según la especialista, el 72 por ciento saben que están caminando en arenas movedizas; que no duermen bien, no interactúan lo suficiente con sus pares ni hacen suficiente ejercicio solo que no saben cómo cambiar su realidad. “Por eso el mensaje que quiero dejar a los padres es que se miren al espejo, exploren la relación que tienen con el mundo digital y pongan reglas”.

Pero, al margen del daño que puede ocasionar el uso de las redes sociales y de que el cerebro de un niño se ve afectado cuando está sometido a la dinámica de la gratificación instantánea, ¿es realmente el enfoque correcto prohibir su uso?

“Leí la propuesta de ley y no estoy convencida. Me da miedo que todo el peso caiga en prohibir sin ampliar el ángulo y ver todos los otros componentes. Nada sustituye el diálogo de un padre con su hijo, por lo cual el peso debería caer en educar y conversar sobre cómo se podría abordar el tema”, añade la Dra. Azaret.

Dice, además, que prohibir haría que los niños encontraran la forma de acceder a las redes sociales. “Hay otros factores que impactan el desarrollo de un niño, las plataformas digitales no son las únicas responsables. Lo que los menores necesitan es un balance; tiempo para jugar, para hacer deporte, coger sol y estar con la familia”, argumenta.

Lee Phillips, cofundador del Instituto de Salud Digital para la transformación, DHIT, y padre de dos tiene una opinión similar. “En la Alianza de Seguridad Digital no estamos necesariamente defendiendo una postura hacia la prohibición. No obstante, lo bueno es que está poniendo en primer plano la conversación sobre los peligros de las redes sociales”.

Pero, en su opinión, solo prohibir quizás no aporte ningún beneficio. “Prohibir es fácil, llevarlo a la práctica es otra cosa. Lo importante es hacerlos conscientes de los riesgos que enfrentan y presionar a las compañías de redes sociales para que, por ejemplo, restrinjan el acceso a ciertos contenidos inapropiados”, sentencia.

Mientras tanto, puede ser un camino comprar teléfonos inteligentes seguros como los que ofrece Troomi, un sistema operativo que brinda a los niños una experiencia libre de redes sociales y de los problemas que pueden traer como acoso o contenido inapropiado.

“Es una opción ideal para los padres que quieren darles a sus hijos un teléfono por primera vez, funciona a través de Samsung y permite controlar toda la actividad digital de los niños, incluso los números telefónicos que guardan que solo quedan activos si los padres dan su visto bueno”, afirma Bill Brady, CEO de Troomi, empresa colaboradora de la Alianza de Seguridad Digital.

Sobre el proyecto de ley, como padre de cinco dice estar de acuerdo con su aprobación. “El hecho de que el gobierno se haya metido en el tema para pedir regulación de las plataformas refleja la gravedad del problema”, asegura.

Ante este panorama y la poca claridad que hay sobre cómo se ejecutaría si llegara a convertirse en ley, las opiniones continúan divididas con algunos padres apoyando la medida y otros desestimándola.

 

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