Sophia Lacayo: El medio centavo que estafa millones al contribuyente

 

Por Sophia Lacayo

 

María es una mujer soltera, con dos hijos en edad escolar. Cada mañana, después de prepararles las cosas y dejarlos en la escuela, se sienta en la parada de la esquina a esperar, como Penélope, un ómnibus para acercarse al trabajo. Ya ha tenido problemas con tardanzas y muchas veces a tenido que optar por un Uber o Lyft, a pesar que no debiera permitírselo por solo cuestión de matemáticas, y es que el abonado en hora pico representan para ella más de una hora de salario.

La historia de María no sorprende. El transporte público en Miami Dade es un desastre, sin adornos.

Un estudio de la firma analítica WalletHub desarrolló un análisis sobre calidad de vida, diversidad poblacional y cuidado de salud, entre 100 áreas metropolitanas en EEUU y las calificó en base a “accesibilidad y conveniencia, seguridad y confiabilidad y recursos de transporte público”. A cada uno de esos renglones otorgó una calificación, máximo de 40, 40 y 20, respectivamente, que sumados evalúa “la totalidad del servicio”.

Miami-Dade, que cuenta con cerca de tres millones de habitantes, más de 90 rutas y 800 autobuses, dos líneas de Metrorail que suman 25 millas y otra de monorraíl de 4.4 millas, obtuvo 55.86 puntos de 100 posibles, lo que se considera F, en otras palabras: suspenso, al no superar los 64 puntos.

Entonces vale la pena preguntarse ¿Dónde está el famoso medio centavo?

En el año 2002, los contribuyentes de Miami-Dade fueron a las urnas a aprobar un aumento de medio centavo al impuesto a la venta con el fin de mejorar el sistema de transporte del condado. Pero casi 20 años más tarde el dinero que han estado pagando no se ha usado para lo que se prometió como por ejemplo la expansión del Metrorail.

Vale la pena subrayar que el único tramo del Metrorail que fue ampliado fue la línea naranja del centro al aeropuerto que costó unos 500 millones de dólares.

La promesa era que en 20 años, se extendería el Metrorail hacia el norte, sur y la playa alcanzando casi 89 millas de rieles más, pero eso no sucedió.

Según datos compilados por Diario las Américas, desde el 2003, los contribuyentes le han aportado cerca de 3 mil 800 millones de dólares al fondo de transporte conocido como PTP. ¿Qué se ha recibido a cambio?

¿A cambio de qué? Simples espejitos. Transporte público gratuito para personas de edad avanzada, viajes gratis para todos en el metro mover, tranvías o “trollys” y obras públicas como la extensión de la 87 avenida entre Miami Lakes y Miami Gardens.

Hace dos años, el actual congresista entonces edil condal, Carlos Giménez sostuvo: “Muchas de las promesas se cumplieron, pero las más costosas no, que era la creación del Metrorail. De 700 autobuses que se tenían antes del medio centavo se pretendía elevar a 1190 en el 2007 pero hoy, malamente se superan los 800.

En su momento la cadena Telemundo 51 se dirigió a la oficina del director ejecutivo del fideicomiso que administra los fondos del medio centavo. “Se prometió de más”, dijo Charles Scurr, director ejecutivo de esa entidad y confesó que, cuando se aprobó el medio centavo, se creía que el gobierno federal cubriría 50 por ciento de los gastos del plan sin embargo esos fondos federales nunca llegaron.

Si el gobierno federal estatal no envió vale la pena preguntarse de nuevo ¿Quién pago por las operaciones? Respuesta simple: el contribuyente, personas como usted y como yo, como María.

Varios reportes indican que durante la crisis económica del 2009 se comenzó a sacar dinero del medio centavo para otras cosas ajenas a su propósito y eso les ha costado a los contribuyentes más de 850 millones de dólares.

El tema del transporte público aparece en la mayoría de las promesas de campaña de políticos que buscan presurosamente su silla, pero una vez sentados, parecen padecer de inmovilidad o desmemoria. Juegan con nuestras necesidades y con nuestro dinero.

En mi distrito, veo como ciudadana, los despilfarros de ese dinero que podría poco a poco aliviar la movilidad y otorgar calidad de vida a la población. Cuando manejo por el 836 nunca me he topado con uno de los buses exprés que tienen su línea flamante de vía libre. Me duele ver a María sentada en su parada, mirando al horizonte, buscando el armatoste de hierro rodante que rara vez aparece o respeta horarios. El medio centavo parece poco, pero es mucho, solo que como cualquier tren, debe tener un buen conductor para que no se descarrile.

 

Artículo pagado por “Mujer Empoderate”

 

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