Mission North Star Young Parent: Un aliciente para los padres estudiantes
Por: Diana Bello Aristizábal
Ser padre de familia y al mismo tiempo tener un trabajo bien remunerado es un objetivo que requiere de mucho apoyo para alcanzarlo. Pensando en esos padres que quieren llegar lejos pero tienen un sinfín de responsabilidades relacionadas con la crianza que los hacen vulnerables a ser privados de una educación universitaria es que Miami-Dade College creó el programa Mission North Star para sus alumnos.
Se trata de un proyecto dirigido a estudiantes padres que tienen entre 18 y 29 años y necesitan asistencia en diferentes frentes. Quienes forman parte de éste, reciben apoyo académico con oportunidades de becas exclusivas, matrícula y exámenes gratis para programas de GED/ESOL y tutoría y entrenamiento en técnicas de aprendizaje, entre otros beneficios.
Así mismo, también son apoyados en su desarrollo profesional a través de una práctica laboral remunerada, servicios de MDC Works Career Studio y ayuda para la colocación en empleos, mientras pueden asistir a clases para padres, formar parte de grupos de apoyo o ser referidos para servicios de desarrollo infantil.
De esta manera, el programa busca aliviar la carga que tienen los padres que integran una parte importante de la comunidad educativa en este país. Según un informe reciente de Child Trends, 1 de cada 4 estudiantes de community college son padres.
Acompañamiento de principio a fin
El Programa Mission North Star Young Parent fue creado en el 2019 y forma parte de Expanding Opportunities for Young Families (EOYF), una iniciativa que brinda apoyo a padres jóvenes y a sus hijos dirigida por la Fundación Annie E. Casey.
Según Stephanie Silva, directora de este programa del Miami Dade College (MDC), este es el único de su tipo en Florida. Existen otros en Austin, Texas, y en Santa Fe, Nuevo Mexico.
Sin embargo, el de MDC ha sido pionero en realizar sus operaciones desde el centro educativo y no desde la fundación como era costumbre. “Al ver que la posibilidad de éxito es mayor cuando se conocen los procesos y lo que está pasando con los estudiantes desde adentro, nos tomaron como un ejemplo a seguir y ahora los otros programas también funcionan dentro de sus universidades”, comenta Silva.
Para prestar un servicio que generara un impacto en el estudiantado, el primer paso fue investigar y realizar grupos focales con el fin de determinar qué necesita la población de padres para balancear su vida entre encontrar una buena opción para el cuidado de sus hijos, poder desplazarse a la universidad y tener un empleo digno.
“Nos dimos cuenta que navegar entre los programas de cuidado de niños que ofrece el condado, como school readiness, VPK o early headstart, puede ser abrumador para muchos porque cada uno tiene sus propios requisitos y especificaciones y los estudiantes a veces no saben cómo o por dónde empezar”, asegura Silva.
Otros hallazgos incluyen que algunos padres necesitan saldar sus deudas para poder matricularse en una institución, la mitad de los padres dejan de trabajar porque no tienen con quién dejar a sus hijos y muchos no cuentan con un medio de transporte para llevar a sus hijos al colegio.
“Nuestro objetivo es diseñar para cada miembro de este programa el camino más conveniente para que pueda trabajar y pagar sus cuentas, cuidar a sus hijos y culminar sus estudios de tal manera que en el futuro pueda acceder a un empleo mejor remunerado”, añade su directora.
Esta misión a veces resulta difícil de cumplir en un lugar como Miami, cuyo costo de vida es cada vez más alto, lo cual obliga a muchos a renunciar a sus estudios o desplazarse a otros puntos. Por eso, parte de la labor que se realiza es motivar a los estudiantes a que asistan al menos a una clase.
Y, ¿cómo funciona el servicio? El primer paso es llenar un formulario a través del cual se conoce en detalle la situación particular del estudiante. Algunos, por ejemplo, no tienen hogar o están viviendo en una situación de abuso doméstico.
“Yo pregunto todo lo relacionado con el alojamiento en ese formulario, al igual que si reciben o no estampillas de alimentos y otras cuestiones. Posteriormente, analizo las opciones que tienen y me reúno con ellos”, afirma Silva.
En ese primer encuentro, la labor de Stephanie es presentarles un plan y preguntarles cuáles son las primeras tres metas en las que quieren enfocarse. Luego, se refiere al estudiante a diferentes organizaciones aliadas según sea la necesidad y se hacen llamadas de seguimiento diaria o semanalmente durante todo el proceso.
“En las llamadas de seguimiento, les preguntamos cómo ha sido su progreso, si necesitan fijarse metas nuevas o surgieron otras prioridades. Les ayudamos con cualquier cosa que les pueda impedir completar sus estudios, desde asistencia de vivienda, matrícula, comida, conseguir un empleo, etc”.
La asistencia a través de este programa dura hasta que culminan sus estudios y en la actualidad 90 padres forman parte de éste y se han graduado 26. Como novedad, además de los servicios mencionados, entre los que están Parent Ambassadors y Fathers Stepping Up, en los próximos meses se ampliará su esfera de acción con la iniciativa Child Care Access Means Parents in School (CCAMPIS).
Este programa paga por el cuidado de los niños y está disponible a padres de cualquier edad que cursen estudios con al menos nueve créditos en el MDC, que sean elegibles para la beca Pell y tengan un Promedio Académico General (GPA) de 2.0 como mínimo.
“Todo esto tiene el propósito de empoderar a los estudiantes. Las herramientas existen pero hay que intentar superar ese sentimiento de desamparo que se tiene a veces en la vida para poder ayudarse y continuar creciendo junto a la familia. Cuando esto se logra, se siente una gran satisfacción”, concluye Stephanie.
Los padres estudiantes interesados en ser considerados para el programa pueden visitar el sitio web de Mission North Star en https://www.mdc.edu/singlestop/services/young-parent-hub/
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