Paramaconi Acosta: “EL CAFÉ ES SINONIMO DE FAMILIA”
Para este destacado barista venezolano, el mejor café es aquel que te trae al presente, haciendo del instante en que te estás tomando tu taza de café un momento inolvidable
Edda Pujadas, @epujadas
Una infancia marcada por las enseñanzas de su abuela en cuanto a la preparación de un rico café, despertaron en Paramaconi Acosta su pasión por esta bebida, a la cual califica como un sinónimo de familia, al considerar que un buen café logra darte la misma sensación de bienestar que el abrazo de un ser querido.
Paramaconi Acosta es un barista venezolano certificado por la Asociación Americana de Café (SCAA, por sus siglas en inglés) y por la Asociación Europea de Café (SCAE, por sus siglas en inglés) con estudios y entrenamientos prácticos en Austria, Brasil, Colombia, Perú, Estados Unidos, Francia e Italia y desde luego, Venezuela, quien ahora se unió al nuevo equipo de Café Dominó en la ciudad de Doral.
“A mí un buen café lo primero que me recuerda es a mi abuela, por eso digo que es sinónimo de familia. Cuando era muy pequeño ella compraba el café verde en el mercado, lo tostaba en una paila y me ponía a molerlo, mientras ella calentaba el agua para preparar un “guayoyo” que es como se conoce en Venezuela al café colado. Recuerdo que ella me lo daba con muchísima leche.”
“Por eso para mí”, agrega Paramaconi, “un café es mucho, pero mucho más que el perfil, la cata, el balance, es sencillamente familia. Claro, tal como lo aprendí en París de mi profesora Gloria Montero, existen dos tipos de café: el café que baja y el café que sube. El que baja es aquel que te tomas porque necesitas cafeína y que, al día siguiente, ni siquiera recuerdas haberlo tomado, pero el café que sube es, realmente, mucho más”.
Nos cuenta Paramaconi que el café que sube es aquel “que te hace cerrar los ojos, que te lleva al instante, que si tienes el pensamiento en el pasado o en el futuro, cuando te lo tomas te hace sentir el presente, esos son los cafés que debemos lograr y atender porque son los que quedan en nuestra memoria y nos dan esa sensación de familia.”
Paramaconi acota que el secreto de buen café también depende del momento. “Definitivamente, el mejor café depende de lo que necesites en un instante determinado y lo importante es que ese café que nos tomemos realmente supla esa necesidad de satisfacer el paladar y se convierta en un momento memorable.”
“Por ejemplo, para mí, el mejor café es el de la mañana. Me encanta el café del desayuno: una buena arepa venezolana con todos sus contornos y un buen café con leche en polvo, dulce. Ese es mi momento de familia, de compartir y no sería lo mismo sin la compañía de un café”, relata Paramaconi.
DEL DISEÑO GRAFICO AL CAFÉ
A pesar de toda esta vinculación familiar y personal con el café de Paramaconi sus inicios profesionales en esta área vinieron de la mano de una casualidad. “Yo vengo del área del diseño gráfico y tenía un cliente muy importante en Venezuela que era una transnacional a la que le manejábamos su marca, sin embargo, debido a la situación del país, cerraron sus operaciones en el 2006 y yo decidí tomarme un descanso para pensar sobre lo que realmente quería hacer en mi vida”.
“Obviamente, llegué a la conclusión que el café era lo que me apasionaba y pensé en montar un sitio en el que la gente se pudiera tomar un buen café, pero cuando empecé con esta idea me di cuenta que yo tampoco sabía nada de café a nivel profesional y fue cuando inicié mi proceso de capacitación”.
Este proceso de capacitación en el mundo del café no sólo llevó a Paramaconi a visitar un sin número de países y a formar parte de las más destacadas asociaciones de café internacionales, sino que también lo llevó a la conclusión de que, en Venezuela, no hacía falta otra cafetería, sino escuela de café.
Con esta idea fundó, la Escuela Venezolana de Café, localizada en la ciudad de Caracas, la cual está enfocado en el barismo. “El barista es la persona que hace de tu taza de café una experiencia sensorial. No sólo es experto en extracciones de café, también debe entender cómo servir y presentar ese café, además debe tener conocimiento del sabor de ese café que está preparando y saber comunicárselo s su cliente”.
“Y es que, en la Escuela Venezolana de Café nos tomamos en serio el café. Organizamos catas y charlas sobre cafés, asesoramos a tiendas sobre como elevar la calidad de sus bebidas a base de café, entrenamos personal y capacitamos a las personas interesadas en formar parte de este interesante mundo y en darle su justo valor al café venezolano”, explica Paramaconi.
Justamente en una de sus charlas es que Paramaconi Acosta conoce a los actuales propietarios de Café Dominó, quienes se encontraban en el público y tras escuchar su exposición, lo invitaron a unirse a este proyecto que tiene como visión primordial innovar en el mercado cafetero del Sur de la Florida.
La capacitación cafetera y la pasión por esta bebida de Paramaconi se ha convertido en uno de los pilares de Café Dominó, donde más allá de mantener los sabores tradicionales del café latinoamericano, se impone la preparación de nuevas mezclas y sabores para satisfacer a los más exigentes paladares.
Paramaconi continúa, igualmente, sus actividades cafeteras en Venezuela, pues a pesar de la latente crisis que vive este país latinoamericano, se niega a abandonar su selva de concreto. “Mantengo mis operaciones en Venezuela, porque me encanta mi país, con su caos incluido y lo siento mío”.
En cuanto a la herencia cafetera de la abuela de Paramaconi Acosta, podemos asegurar que sigue traspasando generaciones, pues su hijo de apenas dos años y medio, ya utiliza su delantal de barista para preparle el café del domingo a papí y a mamí.