Romance 2.0 – Entre la tecnología, las creencias limitantes y el amor “instantáneo”

 

Hoy en día muchas cosas han cambiado gracias a la tecnología sobre todo la forma en la que nos comunicamos y relacionamos.

 

Por: Diana Bello Aristizábal

 

Es un hecho que las redes sociales han revolucionado la forma en que nos comunicamos hoy en día, y con ellas, las relaciones románticas que han cambiado radicalmente con el paso del tiempo, más ahora que la tecnología ya es prácticamente parte de nuestras vidas.

Los días en que tener una relación por Internet y a larga distancia era un problema quedaron atrás, pues estos factores ya no representan ningún impedimento. Pero, ¿son las redes sociales un ámbito propicio para el romance?

La mayoría de nosotros tenemos un amigo, vecino o familiar que decía tener mala suerte en el amor, se quejaba de lo difícil que era encontrar a alguien o de que las aplicaciones no eran para el o ella.

Sin embargo, conocieron a alguien a través de las redes sociales, tomaron la iniciativa de relacionarse con esa persona y terminaron con una historia feliz. ¿Será que es posible pensar en esto como una “nueva manera de formar pareja”?

Es muy complejo responder estas preguntas, tan complejo como lo es encontrar una pareja sana en pleno 2020 cuando estamos más conectados que nunca pero no encontramos tiempo para tomarnos un café con un amigo o despegarnos del celular.

Así es el romance 2.0. Similar a la web, que comenzó con su versión 1.0, el romance pasó de llamadas telefónicas y mensajes en la contestadora a conversaciones con emoticones y stickers, videollamadas con personas que están al otro lado del mundo y hasta un “catálogo” de perfiles de posibles objetivos amorosos que se pueden seleccionar con tan solo un click, somo si se estuviera comprando en línea.

¿Pero la nueva realidad es acaso mala? Por supuesto que no. Eso sería como decir que la tecnología, que incorporó las redes sociales y las plataformas de colaboración, lo son y estas dos herramientas han revolucionado la forma en que interactúan las personas hoy en día.

Por eso, no es exagerado decir que la tecnología, y más específicamente las redes sociales, han evolucionado de la mano con nuestra capacidad para conectar en otros formatos y bajo nuevas reglas.

Pero lo paradójico es que a pesar de que el mundo digital nos ha traído nuevos escenarios para encontrar el amor, persisten viejos patrones de pensamiento que impiden formar lazos románticos duraderos y sanos. Hablamos de las creencias limitantes que se han convertido en la “marca de agua” con la que todos se relacionan.

Todo esto sumado a la carrera que tenemos contra el reloj y el cambio de roles de género, en el cual hombres y mujeres ya no quieren cumplir con el papel tradicional que se les ha impuesto, ha hecho que muchos piensen que el amor romántico es un privilegio que solo disfrutan unos pocos.

¿Es la tecnología una ayuda o un obstáculo? Conversamos sobre esto con expertos e individuos para entender cómo funciona el amor en la actualidad.

 

El amor está en todas partes, hasta en Tinder

 Aunque esta parece una frase de cajón, se refiere más a la posibilidad que tiene todo ser humano de encontrar el amor en cualquier lugar si está dispuesto emocionalmente, ha sanado sus heridas del pasado y se conoce a sí mismo.

“El punto no es catalogar un medio u otro (por ejemplo, las aplicaciones o páginas web de citas) como bueno o malo porque si sabes quién eres y lo que buscas puedes encontrar el amor en el supermercado, un elevador o en cualquier otro escenario”, explica Julie Tarazona, coach de vida, relaciones y crianza.

El problema es que muchas personas hoy en día no tienen la paciencia para conocer a alguien antes de descartarla. “Vivimos en una sociedad microondas porque queremos todo para ya y por eso no nos tomamos el tiempo para pensar si lo que llega es realmente lo que necesitamos”, asegura.

Aielet Zik, terapeuta de pareja, coincide con esta perspectiva. Para ella, además de lo anterior, se ha perdido un poco la noción de cómo construir una relación de pareja y por eso muchas personas terminan solas.

“El mundo digital nos ha abierto muchas puertas pero tengo la sensación de que también ha abierto las puertas a las relaciones desechables porque con él tienes acceso ilimitado a hombres y mujeres, entonces muchos funcionan bajo la filosofía de ‘si no funciona hay otras opciones’”, asegura.

Quienes buscan pareja con este enfoque normalmente no pasan de la primera cita. De hecho, muchos ni siquiera llegan a esa primera cita porque hacen el proceso de descarte basándose en el cuadro de características que ven del candidato en línea.

“Se nos olvida que aunque tenemos acceso ilimitado a estas herramientas, nos estamos relacionando con otro ser humano que está igual de vulnerable a nosotros pero caemos en el error de cosificar al otro y eso dificulta mucho conseguir pareja”, añade Aielet.

Todo esto aplica también para quienes incursionan en redes sociales o aplicaciones de citas. Muchas veces los “novatos” de las plataformas digitales además de abordarlas como si estuvieran comprando en línea, llegan a ellas con prejuicios que se convierten en creencias limitantes porque literalmente los limitan en su búsqueda del amor.

“Muchos aseguran que en las aplicaciones nadie busca algo serio pero realmente no siempre es así, pues hay muchas historias de amor exitosas que comenzaron en línea”, comenta Julie.

La historia de Ana Hoyos-Rodríguez es una de ellas. Esta colombiana encontró a su actual esposo en línea después de salir con diferentes personas con las que no hizo click. “En Internet se encuentra de todo, incluido el ‘picaflor’ que no tiene la intención de comprometerse, aunque eso sucede también en los entornos no virtuales”, comenta.

Por eso, en lugar de caer en las generalizaciones conviene que cada quien se pregunte si realmente es lo que busca en otros o hace lo que pretende que el otro haga. En otras palabras, como dice el Instagrammer, autor y conferencista Ace Metaphor “si quieres una relación seria primero debes preguntarte si tú te tomas en serio”.

“El príncipe azul no te va a tocar la puerta. Si no trabajas en ser la mejor versión de ti y realmente te amas, seguirás atrayendo el mismo tipo de persona. Tienes que sanar, liberarte del pasado y estar listo para recibir el amor”, complementa Julie.

Teniendo esto claro, es más fácil moverse entre redes sociales, aplicaciones, páginas web y la calle sin perder el tiempo e identificando bandejas rojas a tiempo. “Si llega a la cita media hora tarde, ya sabes que quizás sus intenciones no son muy serias”, advierte Julie.

Ana Hoyos-Rodríguez y su esposo

También puede ser más fluido el proceso de encontrar pareja si derrumbamos otra creencia limitante: Creer que quienes están en línea son usualmente perdedores, delincuentes, personas desesperadas o con poco potencial romántico.

“Claro que hay personas así en línea, eso no se puede negar, pero no son todos. A mi, por ejemplo, se me cerró el círculo de amistades y no me gustaba la cultura machista que había en mi ciudad (Medellín, Colombia). Por eso, decidí descargar Tinder y abrir un perfil en match.com después de terminar una relación de 8 años”, cuenta Ana.

Ana decidió seguir su intuición e ignorar un poco los comentarios de su entorno, así no pasó por alto a Sergio a quien conoció en la plataforma OkCupid. Su historia de amor rompe con todos los paradigmas que rodean normalmente a las citas en línea. Se conocieron un día de enero y en mayo, después de haberse visto cara a cara en un par de  viajes, se comprometieron.

Para septiembre ya eran marido y mujer y vivían en Miami. “La noche que nos conocimos duramos 5 horas conversando de todo lo que le gustaba y de su familia. Después de 10 días compró tickets aéreos para visitarme en Colombia. Cuando lo vi fue como si lo conociera de toda la vida”, recuerda.  Hoy, después de cinco años de matrimonio, son una pareja feliz.

En resumen, de lo que se trata es de enfocarse, fortalecerse internamente, abrir la mente a nuevas experiencias, derribar barreras mentales y entender que toda historia de amor se construye a paso lento. Reemplazar el amor instantáneo de hoy por uno que perdure en el tiempo.

 

 

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