Sophia Lacayo: La danza de los millones en el transporte público de Miami-Dade.

 

Por Sophia Lacayo

 

Dijo el dramaturgo William Shakespeare: “No traten de guiar al que pretende elegir por sí, su propio camino”. Sin embargo, existe una tendencia de numerosos políticos de, una vez, en el poder, tomar decisiones sin apenas escuchar la voz de los contribuyentes, de los electores, de la comunidad. Luego, si estas mismas decisiones, los afectan directamente, el daño es profundamente mayor.

 

Esta semana trascendió, según un artículo del Miami Herald que los urbanizadores responsables del polémico Monorail que enlazará el Downtown con Miami Beach, pretenden doblar, como en una mano de blackjack, el precio de las operaciones. O sea, más dinero del bolsillo de nosotros mismos, de los residentes en mi distrito, el 12. Y me hace preguntarme ¿Es un proyecto pensado en mejorar el paupérrimo transporte público condal para quienes trabajan, viven y aportan aquí o un juguete de vitrina para quienes vienen de otras partes a vacacionar?

 

Miami-Dade pagara alrededor de $2 millones a la semana para la línea solo cuatro millas. Lo que se traduce en alrededor de 117 millones, casi nada, cada 365 días. La propuesta original aprobada en la era del actual congresista Carlos Giménez era de 61 millones. Por supuesto que existen justificaciones para el alza de los precios: la inflación, el mal manejo de la economía por la administración Biden y la pandemia del COVID -19, sin embargo, no es justo que al final recaiga sobre las familias que habitan y construyen el día a día condal. De hecho, una de las variantes, para cubrir la brecha monetaria seria un alza en los impuestos o desviar fondos que deberían ser dedicados a otras necesidades más terrenales.

 

¿Es funcional? Para algunos sí. Hay una frase anglosajona: Follow the money (sigue el dinero) para de cierta manera buscar respuestas que no saltan a simple vista. El Monorail opera desde el sector privado, pero lo financia el gobierno. Incluye estación en la propiedad de Genting, operador de casinos de Malasia, que es socio, y además tiene planes de construir un lujoso complejo dedicado al turismo frente a la bahía. ¿Es funcional para usted? ¿Para mí? A lo mejor si trabaja “en la playa” ¿Para el turismo? Definitivamente sí. ¿Para el empleado independiente que opera Uber o Lyft, para el taxista? Una caída estrepitosa de sus ingresos personales y por tanto en el pan de su familia.

 

La responsabilidad está en manos de los funcionarios electos. Acorde al Herald, las conversaciones continúan con el equipo de la actual alcaldesa, Daniella Levine Cava. En sus manos se encuentra decidir si recomienda a los comisionados que aprueben un acuerdo final para el desarrollo. Le toca ahora, decidir si piensan como servidores públicos o se abrazan a otros intereses.

 

La cruel realidad es que no se ha hecho lo suficiente. La red de transporte público de Miami-Dade no figura entre las mejores del país, según un informe reciente de la firma analítica WalletHub. Es más, ni siquiera se encuentra dentro de las 50 más relevantes del país.

 

En su momento, con la totalidad de los servicios previo al coronavirus, se evaluó calidad de vida, diversidad poblacional y cuidado de salud, entre otros tópicos, en 100 áreas metropolitanas en Estados Unidos.

 

Nuestro condado obtuvo 55,86 puntos de 100 posibles, lo que se considera F, suspenso, al no superar la barrera de los 64 puntos.

 

El informe cita la amplia red de transporte público de Nueva York con más de ocho millones de habitantes, 1.200 kilómetros de metro y 5.700 autobuses, aunque no la considera la mejor pues aparece en el puesto siete de la lista con 68.87 puntos. El estudio sitúa a Seattle, estado de Washington, en el primer lugar con 77,97 puntos, seguida de Boston, con 77,84 puntos, y San Francisco, con 75,21 puntos.

 

Volvamos al monorriel. El precio del diseño y la construcción del sistema en la propuesta de 2020 era de $587 millones; ahora, los costos superan los $1,000 millones.  Mientras, en mi querido distrito 12, muchas personas se debaten entre el aumento del precio de la gasolina o aventurarse ala actual red de trasportación deficiente y cara. Esto ligado a la situación económica actual deriva en otras interrogantes. ¿Mejorará el ranking? Lo dudo mucho. ¿Será un alivio funcional? Seguramente NO.

 

 

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