No es hora de callar ante la violencia doméstica!!

 

Por Diana Bello Aristizábal

 

De acuerdo con la National Coalition Against Domestic Violence(NCADV),  en promedio cerca de 20 personas por minuto son abusadas físicamente por un compañero íntimo en Estados Unidos, mientras que 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 4 hombres han sido sido víctimas de violencia doméstica física en el transcurso de su vida.

Dado el alcance de esta problemática, que puede afectar a todos sin distinción de género, raza, país de origen, orientación sexual o estatus económico, octubre se ha designado como el mes nacional de concientización sobre la violencia doméstica y por esta razón es el momento para analizar cómo revertir estas cifras.

En primer lugar, cabe señalar que se trata de un trabajo en conjunto en el que juegan un papel importante las autoridades locales, las organizaciones que buscan erradicar este flagelo, los padres de familia y la comunidad en general.

Rachel Tourgeman

“Hay que enseñarles a nuestros niños y a la comunidad qué es violencia doméstica y cuáles son las tácticas que usan los perpetradores de violencia”, explica Rachel Tourgeman, directora de relaciones comunitarias de Florida National University y líder de Powerhouse, un conglomerado perteneciente a la universidad, de más de 90 organizaciones, que busca unir esfuerzos para educar sobre este tema.

Según un documento del Departamento de Policía de la ciudad de Doral, la violencia doméstica es un crimen cometido por aquella persona que exhibe un patrón de intentar ganar control y poder sobre alguien con quien tiene o ha tenido una relación. Lo puede hacer a través de violencia física y sexual, amenazas, abuso emocional, control financiero o acoso.

Las tácticas que emplean los agresores son amenazar con lastimar a la persona o a sus familiares si decide acabar con la relación, aislarla, minimizar o negar el abuso o culparla.

“Es un juego sicológico para acaparar la mente de la víctima. Es como caminar en cáscaras de huevo porque nunca se sabe cómo reaccionará el agresor”, añade Rachel Tourgeman, quien afirma que el problema tiende a escalar pasando de un insulto a un golpe que, muchas veces, puede terminar en la muerte.

Por esta razón, es importante identificar el perfil del agresor de forma temprana, pues normalmente exhibe un comportamiento controlador desde el principio de la relación antes de agredir físicamente. Los hombres lo hacen estableciendo roles dentro del hogar de forma autoritaria.

Es así como el ciclo de la violencia doméstica empieza desde el momento en que la mujer, aunque tenga un empleo de tiempo completo al igual que su pareja, debe cumplir con un mayor número de obligaciones dentro del hogar. “La mentalidad de este tipo de personas es que creen que su pareja está para servirles”, comenta Rachel.

Por otro lado, el agresor se exalta con facilidad. Por ejemplo, en una pequeña discusión puede golpear una pared o arrojar algún tipo de objeto hacia su víctima. También puede controlarla económicamente disponiendo de su dinero.

Otros comportamientos asociados con la violencia doméstica son controlar la manera en que se viste la pareja, llamarla insistentemente en horas laborales, llegar a su oficina sin previo aviso, humillarla públicamente con insultos o gritos y exigir tener las contraseñas de las redes sociales, entre otros.

Luego, llega el primer golpe del cual suele mostrarse arrepentido con regalos o invitaciones a comer. “No está arrepentido, solo quiere manipularla para mantenerla a su lado. Lo que sucede con este ciclo, denominado el de la luna de miel, es que cada comportamiento es más grave que el anterior”, dice Rachel.

Del abuso a la denuncia y el cambio de vida

Para Jennifer Valdés, vocera de la Policía del Condado de Miami-Dade y quien trabajó durante 9 años en la Unidad de Violencia Doméstica, uno de los principales obstáculos de esta problemática es que muchas veces las víctimas no denuncian, lo hacen pero no terminan el proceso, se retractan de su declaración o la cambian.

Jennifer Valdés

De acuerdo con la detective, tanto los hombres como las mujeres sufren de violencia doméstica pero las motivaciones para no denunciar de cada grupo son diferentes. En el caso de las mujeres, se mantienen en una relación abusiva por preservar el hogar y no quedar desamparadas económicamente.

“Por la forma en que ha estado estructurada nuestra sociedad, suele ser el hombre el proveedor y la mujer quien cuida a los niños. Por eso, cuando hay un incidente en ocasiones ella continúa con la relación por no divorciarse, evitar que sus hijos crezcan sin uno de los padres o por su situación migratoria, aunque para eso existe la visa U”, explica.

Entre tanto, los hombres no acuden a la Policía por vergüenza, pues tradicionalmente se les ha considerado el sexo fuerte del hogar en razón del machismo. “Normalmente, se mantienen en una relación de este tipo por no querer hacer el reporte ante las autoridades”, añade Valdes.

Por eso, el reto es lograr que las víctimas salgan de la relación, hagan el reporte y tengan la fuerza de voluntad para mantenerse alejadas de su agresor. Esto se consigue educando desde los primeros años de vida, pues está comprobado que cuando un niño vive en un ambiente de violencia doméstica suele replicar esta conducta de adulto.

Cuando las víctimas acuden a la Policía reciben un acompañamiento en todo el proceso de la mano de un investigador y una trabajadora social que da consejería en temas que van desde ayuda para conseguir empleo o cambiar de colegio hasta dónde comprar ropa o cómo hacer un trámite bancario.

 “No es verdad que al denunciar pierdan a sus hijos, tengan que regresar con su pareja o volver a su país de origen. Nadie va a decir, ‘esta persona está siendo abusada y tenemos que deportarla’ ”, explica la detective. Por esta razón, las amenazas que usan los perpetradores de violencia para evitar ser denunciados o abandonados por su pareja no tienen fundamento alguno.

El reporte se puede hacer en cualquier estación de policía o llamando al 911. También quienes necesiten asesoría o tengan dudas pueden acudir a la National Domestic Violence Hotline(1800-799-7233) para hablar de forma confidencial con un profesional.

Otra opción, especialmente en los casos donde no hay lesiones de gravedad, es ir a la Fiscalía con un número de caso para presentar cargos en contra del agresor. “No hay que esperar a que escale la situación, si le dieron una cachetada y sabe que cuando vaya a la Policía la cara no estará roja, tómese una foto inmediatamente después del incidente”, aconseja la Detective Valdes.

“Lo importante es que las víctimas continúen con el proceso hasta el final porque si están siendo abusadas mental, emocional o físicamente y salen de la relación pero no se curan del abuso, el 99 por ciento vuelven a caer en otra relación igual porque creen que no valen como personas”, advierte.

Desmontar creencias que perpetúan la violencia doméstica es una tarea que depende de la voluntad de cada persona. Sin embargo, la invitación es a entender que nadie tiene derecho a atentar contra otro ser humano sin importar los motivos que hayan detrás.

“Si está siendo abusada, olvídese por un momento del hogar y las finanzas y piense en sus hijos. Si queremos que ellos no caigan en ese ciclo de violencia doméstica, hágalo por ellos y trate de salir sin esperar a que llegue el golpe”, afirma la experta.

Rachel Tourgeman recomienda a las víctimas crear un plan de seguridad con un profesional antes de escapar de la situación, pues de acuerdo con ella la mayoría dejan su hogar hasta 20 veces antes de irse de forma definitiva.

“No se puede escoger cualquier día para irse porque es peligroso. Se debe saber cuándo no estará en casa el agresor, darle un código secreto a un vecino, como encender y apagar las luces, para avisarle que volvió a hacerlo y tener listo un equipaje con ropa y los documentos más importantes en caso de que se tenga que salir rápido”, comenta.

Tomar la decisión de abandonar el hogar es una medida preventiva para evitar una tragedia, pues desafortunadamente se han registrado muchos casos en los que nunca hubo violencia doméstica y el agresor asesina a su pareja y comete suicidio.

Sin embargo, en esos casos normalmente hay señales que sirven de bandera roja para anticipar una posible agresión física o fatalidad como, por ejemplo, si la víctima ya no asiste a reuniones familiares o se aísla del mundo.

Por esta razón, los familiares y amigos de las víctimas también pueden luchar contra esta problemática acudiendo a la Policía, o a las diferentes organizaciones disponibles, para recibir asesoría sobre cómo ayudar a sus seres queridos.

  

Herramientas para no repetir el ciclo

Maritza Montano, licenciada en salud mental y autora del libro Meant to last forever, recomienda:

  1. Establecer una autoestima fuerte con la asesoría de un profesional que puede ser un coach, pastor o sicólogo.
  2. Desarrollar las habilidades propias
  3. Unirse a grupos de apoyo para personas codependientes con el fin de aprender a valerse por sí mismo.
  4. Buscar historias exitosas de víctimas de violencia doméstica para entender qué hicieron para salir de su situación y así replicarlo.
  5. Reconocer cuáles son los desencadenantes para caer en este tipo de relaciones con miras a adquirir conciencia o actuar de otra manera.
  6. No aislarse y rodearse de personas positivas
  7. No traer el pasado al presente pero entenderlo para no repetirlo
  8. Tomar responsabilidad por las acciones propias
  9. Comprometerse a cambiar
  10. Tener un plan de acción paso a paso

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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